Efeméride Nacional
Aniversario del sacrificio de don Francisco Ignacio Madero González 1913.
Cuando se habla de Don Francisco I. madero se dice que es el Apóstol de la Democracia. Más que eso fue un mártir que ofrendo su vida para cumplir con su alto destino en la historia de México de la revolución. Madero descendió de su cómoda y desahogada posición social para vincular su destino con el pueblo inmisericordemente explotado por amos de las haciendas porfiristas con los agricultores y los campesinos marginados por los ricos latifundistas son los obreros y artesanos carentes de todo género de derechos que fueron los hombres improvisaron en soldados para la lucha de la liberación.
Francisco I. madero apóstol y mártir guía espiritual y visionario de la democracia mexicana vislumbro el ancho camino que conduce a la justicia social a la libertad económica, estructura fundamental y base de todas las libertades: raíz del patrimonio cultural y dignidad moral de los mexicanos. Y a pesar del renovado empeño de nuestros gobiernos del sacrificio de Madero subsisten millares de campesinos e indígenas del neo-latifundismo que continúa esperando el cabal cumplimiento de los postulados que justificaron la revolución constitucionalista.
Por tal motivo los caudillos de la revolución continúan siendo símbolos populares faros y guías que se proyectan en los amplios campos de acción gubernamental. En febrero de 1913, un complot encabezado por Manuel Mondragón y Félix Díaz, liberó a Bernardo Reyes de la Prisión de Tlatelolco, lo proclamó líder de su movimiento e incluso llegaron a atacar el Palacio Nacional, pero las tropas del encargado de la plaza, Lauro Villar lograron detener a los invasores y asesinar a Reyes.
Mondragón y Díaz se refugiaron en una fábrica de artillería conocida como La Ciudadela. Madero salió ese mismo día —9 de febrero— a arengar al pueblo a mantenerse leal al gobierno, y ante la herida de Villar, Madero nombró a Huerta nuevo jefe militar. Henry Lane Wilson, embajador norteamericano en México, preocupado por los intereses de las compañía de su país en México y por la política de Madero, decidió realizar un pacto con Díaz y Mondragón, con lo que comenzó la Decena Trágica.
El 17 de febrero, Huerta suscribió un armisticio con Díaz, Lane Wilson y Mondragón, por el que se comprometían a colocar a Huerta en la presidencia a cambio de que éste se la entregara más tarde a Díaz. El 18 de febrero, un grupo de empresarios capitalinos —entre ellos Ignacio de la Torre y Mier, yerno de Díaz— declararon su fidelidad a Huerta.
Ese mismo día, Gustavo A. Madero, hermano y asesor del presidente, fue arrestado y torturado hasta la muerte. El 19 de febrero, Madero y José María Pino Suárez, vicepresidente, fueron obligados a firmar la renuncia a sus cargos. Pedro Lascuráin se hizo cargo del poder ejecutivo 45 minutos y su único acto de gobierno fue nombrar a Huerta como secretario de Relaciones Exteriores.
Acto seguido renunció y Victoriano Huerta entró a la presidencia. El 22 de febrero de 1913 y pese a la promesa de los golpistas de respetar su vida y facilitar su exilio a la isla de Cuba, Madero y el vicepresidente José María Pino Suárez fueron asesinados a un costado del Palacio de Lecumberri en la Ciudad de México. Cuando Madero inicia su lucha revolucionaria, emite en el plan de San Luis la frase “Nunca más gobiernos perpetuos y ciudadanos oprimidos, mexicanos depongamos al dictador, Sufragio Efectivo, No reelección”