*Ah Libertad! ¡Cuántos crímenes se cometen en tu nombre! Camelot.
Encontrarse con un picudo del Gabinete de Joe Biden y salir airoso de esa reunión, es algo que ni la tarjeta Master Card puede comprar. Si chairos y fifís pensaban que la relación con Estados Unidos era mala, ayer con la visita de John Kerry, un viejo político demócrata, enviado especial del presidente americano para el Clima, cargo que fue creado apenas en esta administración, que ha sido militar, diplomático y fue secretario de Estado con Barack Obama, no es cualquier visitante el que llegó a la frontera, y casi cantaba a mí me gusta mucho estar en la frontera, como Juan Gabriel. En Palenque, Chiapas, el presidente le presentó esa cosa llamada Sembrando Vida, y le fue bien, Kerry ya se veía de aguacatero y sembrador de papa y camotes (no es albur) apoyando este programa. La idea, que le cayó muy bien y seguro se la lleva a Joe Biden, es que Estados Unidos apoye con millones de dólares, siguiendo el ejemplo de AMLO y derrame ese dinero en los países que tienen gran emigración, para que los nacionales se queden a sembrar vida y a ganarse un salario que les permitiría no irse en busca del sueño americano, y sufrir con sus pequeños hijos esa travesía terrible. Un punto que aventaja y pone en el primer lugar a Marcelo Ebrard, a quien muchos chairos y fifís piensan que debe ser el relevo de la presidencia de Morena, y no la Sheinbaum, esa pobre mujer apurada puede y con su alma, México necesita de políticos como Ebrard, con visión al futuro. Entre cañaverales y calor, John Kerry, a quien Yo Mero lo recuerdo haciendo chambas con el gran JFK, se mostró convencido de ese programa, y hasta en Tabasco los mariachis aplaudieron y entonaron aquella del Chico Che: Macorina, ponme la mano aquí, de lo contento que estaban. Una buena mañana para el presidente que no necesita de odios ni de enfrentamientos, como suele hacerlo todas sus mañanas que, al verse al espejo, pregunta: ¿Hoy con quién me toca round?
LOS BRUTALES CRIMENES
Suelo tocar poco el tema de los crímenes, pero esta zona, Rio Blanco, Ixtaczoquitlán y Mendoza, incluyendo Acultzingo, se ha convertido en lo que antes era Coatzacoalcos, y por aquí no se ve a la Guardia Nacional ni al Ejército haciendo sus rondines, si se ven a los mordelones de Tránsito del Estado, apañando automóviles y chupamaros, que salen de los antros en la madrugada, para birlarles un billete, que suele no ser menor, multas de 3 mil pesos para arriba, y sin recibo. Ayer mismo ocurrió otro crimen a un ex reportero, Joaquín Espinosa Jiménez, aquí todos los comunicadores se conocen y solemos conocerlos. Aquí quienes han trabajado en prensa o radio o en sus espacios de Internet, conviven con la gente. Hace un par de meses, en agosto, mataron al periodista Jacinto Romero Flores, y es el día en que nada se sabe de sus criminales, como no se sabe nada de aquellos comerciantes que hace años llegaron a vender su mercancía a Ixtaczoquitlán y las policías los entregaron a la delincuencia, hasta el funcionario de gobernación de ese gobierno municipal tuvo que salir de huida. Joaquín Espinosa ya estaba retirado de reportear, aunque ese oficio nunca se olvida, había sido candidato a la alcaldía de Rio Blanco y perdió y tenía una tienda de abarrotes de su propiedad. Ayer fueron por él y lo sacaron de su domicilio para asesinarlo, dejándolo tirado por ahí. Crímenes donde la impunidad persiste. Y el gobierno del estado como el chinito, nomás milando.
www.gilbertohaazdiez.com