*Nueva identidad sexual
*Periodismo enlutado
*”Nada dejo al gusano”
Incrementos en los precios como el que se aplica al gas doméstico, producto esencial para toda familia que ha registrado un incremento (por cilindro) de 100 pesos, ello en lo que va de los últimos meses, al igual que los precios de la gasolina y de la casi totalidad de los productos que se comercian en el marcado nacional, constituyen el claro reflejo del elevado castigo que se ha impuesto a la capacidad de consumo del conglomerado social mexicano.
De hecho, la cadena de incrementos en el precio tanto de productos de primera necesidad como alimentos, medicinas, productos escolares, ropa y combustibles, a lo que se agrega el desequilibrio financiero en lo relativo al mercado nacional en lo general, apuntan sin que se preste a engaños, que la capacidad de compra del pueblo mexicano se encuentra en declive, escenarios que por sí mismos activan rangos de preocupación y alarma.
El tema obviamente que siembra incertidumbre entre todos los sectores de la población, lo que induce hacia espacios de preocupación que, por la misma incertidumbre en torno al futuro de la economía mexicana, debilita la capacidad de formalizar más provechosas negociones dentro y fuera del país, rango esencial para que un país favorezca el desarrollo equilibrado y, con ello, incremente plazas laborales y refleje confianza tanto en los entornos nacionales como en los escenarios internacionales.
Debe quedarnos claro que los débiles cimientos que por hoy registra la economía mexicana, no sólo la perciben los mexicanos cuando realizan sus compras y no alcanzan los recursos para surtir apropiadamente la alacena, sino que se advierte que tampoco alcanza para los útiles e implementos escolares, para el pago de colegiaturas, para cubrir el costo de energía eléctrica y gas doméstico, agregando a ello los cada día más costosos productos medicinales.
El problema inflacionario resulta tan agobiante, que si los mexicanos de nuestros días no recibieran el apoyo financiero que bimestralmente distribuye el Gobierno Federal entre la población en lo general, la intranquilidad que se registra en el país por el caos financiero y en seguridad, ya se hubieran disparado en mayores niveles la irritación social de sur a norte del territorio nacional, lo que (insistimos) no deja de ser una posibilidad que pudiera presentarse porque en verdad, sobrados motivos con notoria validez refiere el impecable pensamiento que apunta:
“Cuando cambias la forma con la que miras las cosas, las cosas que miras… Cambian también”.
Lo que se lee
De común acuerdo las instancias legislativas han dictaminado la validez para que en materia de género, indistintamente cada ciudadano o ciudadana, tenga el derecho de cambiar su nombre de femenino a masculino, el hecho (y los adultos mayores lo saben) resultaría impensable hace algunas décadas, por lo cual, incuestionablemente en el marco del conglomerado social la polémica sobre el tema continuará registrándose, en tanto que desde el renglón religioso, como en torno a los efectos de las raíces culturales que privan en amplios sectores de la colectividad, las argumentaciones en dicho sentido seguirán (y por mucho tiempo) despertando desencuentros entre quienes coinciden con la transformación y quienes muestran su negativa en dicho sentido.
Está claro que en dichos escenarios, quienes laboran en el Registro Civil habrán de aplicar las tareas correspondientes, para que todo mexicano o mexicana que decida cambiar su nombre sea atendido en los marcos de lo normal, que incuestionablemente habrá de pasar a la historia como parte de las determinaciones asumidos en los escenarios de La Cuarta Transformación.
Lo que se ve
Pese a múltiples protestas por los recurrentes crímenes en contra de integrantes del gremio periodístico, México ya está ubicado con más pena que gloria, entre los países que refieren escenarios de los más peligrosos en el mundo, en torno a quienes se dedican a la tarea informativa, acciones violentas contra periodistas que las autoridades buscan la forma de minimizar, pero que no ha sido posible encubrirlas porque los mismos medios de información y la voz del pueblo, hacen eco de tales aberraciones, que en el caso del territorio mexicano se han convertido en significativamente recurrentes, como si quienes actúan como ejecutores tienen claro que es muy poca la eficacia de las instancias gubernamentales para identificar a los ejecutores y responder con mayores y mejores sistemas de seguridad para todos los mexicanos.
Al colectivo social veracruzanos y del resto de la República, le consta que tales crímenes se han transformado en recurrentes, como también recurrente resulta la incompetencia de los tres niveles de Gobierno para esclarecer los crímenes, al tiempo de restaurar la tranquilidad social en lo general, renglones en los cuales nos encontramos empantanados.
Lo que se oye
Del ilustre poeta español León Felipe:
Nada le dejo al gusano de la tierra…
Todo se lo dejo al fuego…
Mis carnes paralíticas y frías,
la cárcel de mis huesos…
Nada le dejo al gusano de la tierra,
Porque el gusano se lo come un pez,
al pez, se lo come un Rey… Y…
El Rey… se mira en un espejo.