ENTRE las muchas cosas que funcionan deficientemente en México, destacan los servicios estatales de salud, a pesar de que paradójicamente absorben una cifra descomunal de recursos públicos cada año.
Me refiero únicamente a los servicios estatales, porque tanto el IMSS como el ISSSTE, a los madrazos, pero ahí más o menos la van librando en la atención a la población derechohabiente.
El tema de la salud siempre ha estado en el discurso presidencial, pues ha prometido que al final del sexenio dejará un sector que operará “como en Dinamarca”, pero las cifras indican que por lo menos la cobertura universal, es decir, garantizar la atención para 126 millones de mexicanos, está muy lejos de concretarse.
Deben ser muchos los factores que llevaron al sistema público de salud a su postración actual, pero uno de ellos es sin duda la corrupción que por décadas se ha enraizado en todos los niveles.
En ese tema, hay que reconocerlo, las acusaciones morenistas en contra del pasado tienen mucho sustento.
Abundan los ejemplos en todo el país. En casi todos los estados existen clínicas y hospitales abandonados en obra negra, que nunca se han concluido porque sólo sirvieron para enriquecer a decenas de funcionarios, políticos y contratistas.
Es verdad, insisto, esos latrocinios vienen desde el pasado, pues pasaron gobiernos panistas, priístas y ahora lo que corresponde a los morenistas, que tampoco cantan muy mal las rancheras.
Recuerdo el caso del Hospital General de Taxco de Alarcón, que tuvo que ser reconstruido tres veces por evidentes deficiencias estructurales, generadas por una interminable serie de corruptelas, lo que generó múltiples inversiones presupuestales a lo largo de más de una década, lo que multiplicó varias veces su costo original. Eso solo fue la construcción, otro tema fue su equipamiento, lo que significó un verdadero pozo sin fondo.
Recientemente aquí en Veracruz, luego de una gira por Nautla, el presidente López Obrador anunció que el gobierno del estado construirá allá un nuevo hospital, porque el nosocomio edificado hace más de diez años está abandonado porque fue ubicado en una zona inundable.
Al respecto el gobernador Cuitláhuac García Jiménez refirió que en 2009 se otorgaron permisos para edificar el hospital en ese lugar, de manera totalmente irregular, porque se trata de una superficie clasificada de alto riesgo por su ubicación.
Recordó que en esa época se había anunciado una inversión superior a los 70 millones de pesos, por que incluso tendría un área de especialidades para dar cobertura a los habitantes de Nautla y de otras comunidades.
Esa inversión se quedó tirada, a pesar de que los edificios fueron concluidos, porque en temporada de ciclones y huracanes toda esa zona se inunda.
Según expuso el gobernador, se trata de un elefante blanco, con problemas complicadísimos, es más, en esas condiciones no sirve para nada. De nueva cuenta, cuantiosos recursos públicos tirados a la basura o, mejor dicho, recolectados por la mafia de la corrupción.
Para colmo, señaló que la empresa constructora está reclamando pagos, a pesar de que desde el principio incumplió con los requisitos y levantó el hospital en un terreno totalmente inadecuado. Para acabarla, resulta que ese predio tiene dueños y están reclamando su pago.
Así las cosas, dudo que para el fin de sexenio vayamos a estar como Dinamarca.
REGRESÓ nuevamente al estado el presidente Andrés Manuel López Obrador. Este sábado 16 inauguró oficialmente la planta procesadora de Nestlé ubicada en la comunidad de Santa Rita en el municipio porteño.
De hecho, la planta ya opera, pues inició su construcción en 2020 con una inversión superior a los 154 millones de dólares, siendo una de las más modernas que opera esa empresa trasnacional en el mundo, con una capacidad de procesamiento de 20 mil toneladas de café verde anualmente.
Según lo informado por la empresa, cuando trabaje a toda su capacidad, la planta generará mil 200 empleos directos, adquirirá más de mil 900 millones de pesos en materia prima cada ciclo a unos diez mil productores y operará manteniendo altos estándares de calidad y seguridad, pues cuenta con tecnología de última generación que permite reducir el consumo de agua y energía.
Esta planta de Nestlé, así como la construcción de la planta de la cervecera Constellation Brands, en la localidad de Vargas, también en el municipio de Veracruz, con una inversión de 2 mil 600 millones de dólares y la generación de dos mil empleos en su etapa de construcción, seguramente impulsarán la recuperación económica post pandemia en aquella zona.
Es positivo que arriben estas grandes inversiones a la entidad, aunque creo que se debe recordar a nuestros gobernantes que el mapa del estado es muy extenso, por lo que sería muy bueno que también promovieran a la zona central del estado, pues que yo recuerde, una inversión como esas, de gran alcance, hace décadas que no llega por acá.
Penosamente veo que el sector privado local es indolente y conformista al respecto, pues no promueve, menos reclama, es más, no dice ni pío.