Córdoba.- Etiquetas, acoso y hasta amenazas son algunos casos de violencia y principalmente discriminación con la que viven “Las reporteras, mujeres que como todas las que aman su profesión, cumplen con una misión que es la de la informar.
Conmemorando el pasado 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer en donde se puede valer para informar a la ciudadanía algunas hazañas de mujeres con profesiones distintas, esta vez, la periodista Adriana Luna Segura nos narra cómo fueron sus pasos en diversas ramas del periodismo.
“Comencé hace 15 años en la sección de deportes del conocido diario de la ciudad (El Mundo) ahora digital, una sección catalogada para hombres y que de alguna manera, al trabajar con compañeros, ellos me enseñaron a escribir para dicha sección”, detalló.
Sin embargo; hubo muchos hombres que también la discriminaban y ponían en tela de juicio su capacidad de redactar para esa sección deportiva, ya que también le aplicaban el clásico; “No sabe escribir, no sabe de esto” etcétera.
Pese a dichas críticas, Adriana Luna demostró al gremio deportivo que sí podía y sí pudo llevar a cabo esa tarea de reportear y traer contenido bien redactado en deportes, no se dio por vencida y con ello, logró quedarse largo tiempo en esa sección.
“Después estuve reporteando para la zona regional, ahí también fue complicado porque para ese trabajo yo no contaba con un vehículo y tenía que trasladarme en autobús, por lo que en el autobús sufrí muchas veces acoso, alguien que te quiere tocar, que te quiere faltar al respeto en el mismo autobús, que te quiere tocar la pierna, que se te acerca, que no te dejan pasar, que te siguen, me tocó muchas veces ese tipo de acoso”, externó.
Nos solo la problemática fue en el camino y en el autobús, sino también, cuando Adriana llegaba a su zona o municipio para reportear, ya que cuando trataba de entrevistar a un personaje, éste se sobrepasaba y le exigía el tomar algo o pasar el rato con ella a cambio de la entrevista.
“Si te doy una entrevista pero te invito un refresco para que lo tomes conmigo, ¿por qué no quieres salir conmigo? Vamos a comer y ahí te doy la información, cosas que ya no eran relacionadas con el trabajo sino para otros fines; por lo que uno como reportera tiene que aprender a sacar su trabajo, a defenderse y que esto tampoco te afecte porque al fin y al cabo, es tu trabajo, es tu labor”, expresó.
Ante las situaciones de acoso por ambas partes, Luna Segura se vio obligada a cargar consigo un gas pimienta, ya que no sólo eran acosos sino también ella era perseguida por los acosadores.
“Llegó un momento en el que no sólo me acosaban o perseguían por las calles, sino también llegaban a los lugares en dónde sabían que yo iba a estar reporteando para fastidiarme, hasta llegas a dudar de ti en el sentido de que pienses que vistes inapropiadamente cuando la verdad no es así; sin embargo, aprendes, te empoderas y continúas trabajando”, señaló.
Otro de los problemas a los que se enfrentó la periodista fue al acoso laboral; sin embargo, como ella dice, en esos momentos nadie lo veía mal y nadie decía nada malo respecto a ello.
“En ese tiempo y en ese momento, nadie me dijo que sufría acoso laboral ya que desgraciadamente, no sabía con quién preguntar o con quién acudir, topándome todo el tiempo con la clásica frase; eso es normal”, dijo.
Pese a haber leyes de protección a la mujer, estas muchas veces se ignoran y no las respetan, dejando de lado los problemas, acosos y ataques que las mujeres reporteras y no solo ellas enfrentan día a día.
“Tienes que aplicar el de soy reportera para que te respeten o para que te apoyen en las dependencias y pese a ello, que exigimos y solicitamos tampoco nos hemos visto beneficiadas con dichas leyes de protección; ahora imagínate si la denuncia la pone una mujer común que no se ampara con un cargo, llegan y no las atienden y si lo hacen, les ponen un buen de preguntas, que identifiquen, que pongan denuncias, que las atienen más tarde porque hay mucho trabajo y hasta nos cuestionan diciéndonos ¿piensa bien si quieres poner una denuncia?, para que desistamos de poner denuncias en fin, muchos peros para atendernos y que nos veamos beneficiadas con las leyes”, detalló.
Aconsejó a las nuevas generaciones a que no desistan, que si se van a dedicar al periodismo que lo hagan con amor y con entrega en ello y que si se ven afectadas con los acosos, que denuncien y no se queden calladas.
“Yo creo que las nuevas generaciones ya se encuentran un poco más preparadas ya que antes no se hablaba del tema, ahora ya están más abiertas a esto, ya saben cuándo alguien las está acosando y que pueden denunciar, que se acerquen a las personas adecuadas, yo padecí de ello y nadie me dijo que tipos de acosos sufrí. Considero que a las mujeres desde chiquitas se les tiene que hablar de lo que se trata el acoso, de todo lo que es violencia, lo que es que alguien te moleste para que ellas aprendan a detectarlo y que sí se puede hacer algo, porque ahora ya hay muchas leyes que nos avalan”, opinó.
Reiteró que hay que obligar a las autoridades a que respeten dichas leyes de protección, a que se cumplan y que se castigue realmente a quien comete este tipo de delitos porque no se castiga y es por ello que las mujeres ya sean reporteras o en general, ya no denuncian ya que no ven justicia para ellas.
“Este tipo de problemas no solo es propio de las reporteras sino de las mujeres en general por el hecho de ser mujer, el acoso, discriminación y violencia también lo sufren en la casa, en el trabajo, en donde sea y si las mismas mujeres no nos apoyamos, yo creo que no hay nada que hacer, entre nosotras tenemos que apoyarnos, protegernos, tenernos sororidad y ser empáticas y si no hay nada de esto, no avanzaremos como sociedad”, finalizó.
DATO
LEY DE ACCESO DE LAS MUJERES A UNA VIDA LIBRE DE VIOLENCIA
CAPÍTULO I
DISPOSICIONES GENERALES
Artículo 1. La presente Ley tiene por objeto establecer la coordinación entre el Estado, los Municipios, y los sectores privado y social para prevenir, atender, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres, así como establecer los principios y modalidades para garantizar su acceso a una vida libre de violencia que favorezca su desarrollo y bienestar conforme a los principios de igualdad y de no discriminación.