Si el sector residencial de París se encuentra casi desierto en verano, no sucede lo mismo con los lugares turísticos de la ciudad que son, al contrario, muy frecuentados.

Durante los meses de julio y agosto, la población parisina disminuye, pues sale de la ciudad a pasar en provincia las vacaciones de verano. En cambio, miles de visitantes de todas las nacionalidades se dan cita en París.

Además de los monumentos nacionales, los lugares más frecuentados son los museos, pues las ricas colecciones de arte son dignas de verse. Esta enorme afluencia provoca embotellamientos frente a las obras más prestigiosas. Es necesario entonces armarse de paciencia para hacer la visita, pero vale la pena.