En 2014, Luis Ángel Bravo Contreras se convirtió en el primer Fiscal General del Estado. Era amigo personal del entonces gobernador Javier Duarte de Ochoa. Sin embargo, en noviembre de 2016 renunció al cargo con carácter de irrevocable. Más adelante sería vinculado a proceso por desaparición forzada de personas y detenido al salir de un restaurante en la Ciudad de México. El siguiente Fiscal General fue Jorge Winckler Ortiz, abogado muy allegado al gobernador Miguel Ángel Yunes Linares. Al llegar Cuitláhuac García a la gubernatura, Winckler fue destituido por el Congreso y detenido tiempo después, acusado de varios delitos. Entró al relevo Verónica Hernández Giadáns.
Las preguntas que muchos malpensados se hacen es: ¿renunciará la actual fiscala en cuanto Rocío Nahle García tome posesión como gobernadora o continuará en el cargo por los años que le faltan para completar el período para el cual fue nombrada? ¿Correrá la misma suerte de sus antecesores y terminará en el penal de Pacho o se librará de la cárcel? Porque el cargo de Fiscal parece estar maldito.
Tal vez no irá a prisión y se terminará la maldición. De lo contrario nadie querrá ser Fiscal o Fiscala.
VENGANZA, VENGANZA…
Año 1979, un popular líder ganadero del sur del estado viajaba de Xalapa a Acayucan. A la altura de Paso del Toro fue asesinado a tiros. Días o semanas después del atentado, la hija del difunto se entrevistó con el entonces Procurador General de Justicia y le dijo:
–Licenciado, sólo necesito que me diga quién o quiénes mataron a mi padre. Yo me encargo de lo demás.
Este crimen nunca fue esclarecido por las autoridades igual que muchos más de aquella época y de la actualidad.