Uno se cree que los mató el tiempo y la ausencia. Camelot.
Cuando la política y los votos cambian y llegan nuevos gobernantes, con ellos se va parte de su equipo. Del lado de los perdedores ya le estamos dando el adiós al demócrata Ken Salazar, que un tiempo fue el anfitrión constante con AMLO y un día, cuando criticó la Reforma Judicial, no solo lo descalificó el presidente por metiche sino que, cuando llegó la nueva presidenta, le cerraron las puertas de Palacio, adonde iba constantemente y lo enviaron a los conductos diplomáticos, o sea, con el secretario de Relaciones Exteriores, hasta el sombrero texano se le cayó al buen Ken. Ahora que cambió la brújula y Donald Trump llega, pues Ken se marchará y en el pasado, con el mismo Trump hubo un activo embajador que cayó muy bien a los mexicanos, Christopher Landau (nacido el 13 de noviembre de 1963) abogado y diplomático estadounidense que se desempeñó como embajador de Estados Unidos en México de 2019 a 2021. Fue un tuitero activo y, cuando llegó a México, le devolvió un X a un lector y lo invitó a comer a la embajada. Algo que cayó bien. Otra vez llegó a Veracruz invitado por una fotografía del estrella de la cámara de Notiver, Hugo Garrido, y allá llegó el embajador inspirado en esa foto y el gobernador se colgó de esa invitación cuando no le correspondía. Dos días antes de la elección, tuiteo que votaran por Donald Trump, seguía en ese equipo. “Yo voto por Trump con orgullo y confianza que nuestros mejores días nos quedan por delante”, expresó en redes sociales. Landau siguió amando a México y constantemente publicaba cosas de nuestro país lo mismo sus artesanías que su comida. Era y es un buen amigo de México. Se ignora si será nombrado de nuevo embajador en México, como un tiempo lo fue, pero allí están este par de personajes que llenaron parte de una historia entre las relaciones de Estados Unidos y México.