Orizaba, Ver.- Con una emotiva eucaristía presidida por el obispo Eduardo Cervantes Merino y una comida especial en la que participaron comensales, voluntarios y colaboradores, la Casa de la Misericordia celebró este sábado su noveno aniversario de labor ininterrumpida en Orizaba y la región.

El evento, que contó con la presencia de cientos de personas, reflejó el espíritu de solidaridad y gratitud que caracteriza a esta institución dedicada a apoyar a quienes más lo necesitan, en entrevista el el padre Román Oficial Gil, coordinador de Cáritas Orizaba, expresó: “Hoy estamos llenos de alegría y gratitud con toda la sociedad de Orizaba y la región, con todas las personas de buena voluntad que apoyan esta Casa de la Misericordia, que es un espacio donde damos asistencia a todas las personas necesitadas, sin importar su credo. Siempre que alguien lo necesite, encontrará aquí un apoyo”.

El sacerdote destacó que, para conmemorar este día tan especial, se organizó una eucaristía al mediodía, seguida de un convivio en el que se compartieron alimentos con los comensales habituales, los voluntarios y los equipos de cocina que trabajan de lunes a sábado, por lo que se preparó comida para 500 personas, entre beneficiarios y colaboradores.

Recordó que la Casa de la Misericordia no solo funciona como un comedor comunitario, sino que también ofrece servicios integrales que incluyen psicología, tanatología, consultas médicas y dispensarios de medicamentos. Además, se anunció la próxima apertura de nuevos dispensarios en parroquias de comunidades alejadas, con el objetivo de llevar atención médica y medicamentos a zonas donde el acceso a estos recursos es limitado.

El padre Román explicó que, en total, alrededor de 160 voluntarios colaboran en las diferentes áreas de la institución, desde la preparación de alimentos hasta la atención en consultorios. Sin embargo, diariamente se requiere el apoyo de aproximadamente 25 personas para mantener en funcionamiento esta labor.

Asimismo, hizo un llamado a la sociedad para seguir colaborando con donaciones de ropa, víveres y medicamentos, las cuales deben ser entregadas directamente en las instalaciones de la Casa de la Misericordia, ubicadas en Oriente 2, entre Sur 9 y 11. “Nosotros no andamos pidiendo en las calles. Quienes deseen colaborar pueden traer sus donativos aquí o llamarnos para que vayamos por ellos de manera segura”, señaló.

El sacerdote también invitó a quienes deseen sumarse como voluntarios a vivir la experiencia de servir, destacando que, para algunos, esta labor ha representado una forma de terapia ocupacional y una oportunidad para reconectar con el sentido de solidaridad.