Acertijos

NO LA SUELTAN

Columna Acertijos de Gilberto Haz

De Borges: “No hables a menos que puedas mejorar el silencio”. Camelot

A la gobernadora Rocío Nahle le ha ido como en feria. Una desafortunada declaración la llevó a ser tendencia y a que todos los noticieros de primera división, es decir los más vistos en los canales de Televisa, Imagen. Azteca, ADN 40, Telefórmula, todos la han aporreado durísimo. Lo diarios y columnistas, ni qué decir, todos también se sumaron a su par de desafortunadas declaraciones, una que la mujer asesinada murió de un infarto, y la otra cuando llamó miserables a quienes la han criticado. Ciro Gómez Leyva escribió un extracto en Excélsior:

“A la terquedad de la gobernadora Rocío Nahle de vociferar que la maestra-taxista Irma Hernández murió de un infarto, la presidenta Sheinbaum le volteó ayer un bofetón.

Todo homicidio es lamentable y particularmente el de la maestra, dijo, para no dejar duda de que Irma fue asesinada: “Un homicidio por un infarto derivado de la situación que estaba viviendo o derivado de una agresión directa”. Palabras que parecieron encauzadas contra el matonismo verbal de Nahle, quien, por lo visto, creyó que echando mano del gastado recurso de asumirse como víctima de la conspiración de los adversarios salvaría la aplastante realidad: en territorio veracruzano, una mujer sexagenaria apareció muerta una semana después de haber sido secuestrada, y unas horas después de ser obligada a grabar un video, hincada, rodeada por 12 intimidantes personas con armas largas. Qué bajeza política y qué miseria humana de la mujer que gobierna Veracruz, quien, además, tuvo el arrojo de señalar con dedo flamígero a los “miserables” que difundieron y “llevaron a niveles de escándalo” la noticia de la muerte de la maestra-taxista. Miserable, Rocío, es desertar de la responsabilidad de dar paz y seguridad a sus gobernados. Y usted viene de esa escuela. Miserable ha sido su falta de sensibilidad ante la atrocidad. Al menos no la grite”.

LA DE MOLLINEDO

La reportera y periodista Claudia Mollinedo se volvió tendencia en las redes y la apabullaron. En esta vida, cuando eres figura pública, hay que andar con cuidado, ahora cada teléfono es un reportero, te filman golpeando a alguien y luego tienes que pedir disculpas o ir al Ministerio como la ñora que insultó a un poli y la furia de la gente se fue sobre ella, porque cuando llegó a declarar hasta leche le tiraron encima. Claudia fue a un restaurante y no le pareció ni el precio ni que las corrieran a la una porque, decía el empleado, que a la una cerraban. Fue a las redes y arremetió contra ese restaurante, subió un video y le fue mal, cientos de boots y gente que no ve bien a cierto sector la apabullaron. Le costó el trabajo, porque la empresa donde trabaja como columnista, el diario El Independiente, la despidió momentáneamente, mientras se aclara el asunto (qué asunto se va a aclarar, si lo que tenía que decir ya lo dijo y el restaurante no va a proceder a demandarla), porque ahora es muy común que te hagan que te disculpes con los políticos y no solo con la gente que aparentemente afectaste, sino hasta con el Santo Niño de Atocha o algún brujo de Catemaco o un santo de Chacaltianguis. Pobre Claudia. Hay que ser dueño de su silencio y esclavo de sus palabras. Como dijo el clásico, o aquella canción El silencio es oro (Silence is Golden)

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