*Anuncia FAR plantón permanente ante falta de respuesta del ayuntamiento
Orizaba, Ver.- Vendedores ambulantes, en su mayoría mujeres de la tercera edad provenientes de Ixhuatlancillo, han denunciado ser víctimas de un patrón constante de intimidación, maltrato físico, verbal y decomiso injusto de sus mercancías por parte de inspectores de comercio del ayuntamiento de Orizaba.
Los afectados aseguran que la situación se ha agudizado recientemente, por lo que un grupo de aproximadamente 40 comerciantes realizó por tercera vez una protesta este martes frente al Palacio Municipal.
Los manifestantes exigían el cumplimiento de acuerdos previos que, supuestamente, les permitirían trabajar sin represalias si se mantenían en movimiento, sin embargo aseguran que esta flexibilidad no aplica para las personas mayores de 70 años, quienes por su condición necesitan permanecer en un sitio fijo para vender productos como verduras y nopales.
El Frente de Acción Revolucionaria (FAR), organización que representa a los vendedores, responsabilizó directamente a cinco inspectores municipales, cuyas identidades se conocen visualmente pero no por nombre, de ser los principales autores de estos hostigamientos. Gaudencio Brito Flores, líder del FAR, acusó al gobierno local de encubrir las acciones y de no haber tomado medidas a pesar de las denuncias interpuestas.
“A diario los comerciantes son golpeados, insultados y despojados de su mercancía. De esta actividad sobrevivimos, de aquí cubrimos las necesidades de nuestras familias. ¿Cuál es la razón para proteger a estos inspectores corruptos?”, declaró Brito Flores durante la manifestación.
El conflicto escaló tras conocerse la amenaza directa a una vendedora de nopales de aproximadamente 70 años, a quien un inspector le advirtió: “si no dejaba de vender le iba a romper la madre”. Este incidente, según el FAR, ejemplifica el nivel de agresión al que se enfrentan.
Ante la clausura del acceso principal del edificio municipal y la falta de diálogo efectivo con las autoridades, los manifestantes permanecieron en el lugar exigiendo ser escuchados y como ultimátum, el FAR anunció que, de no recibir una respuesta satisfactoria, instalarían un plantón permanente en el Parque Apolinar Castillo e incluso contemplarían iniciar huelgas de hambre.