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ELEMENTAL MI QUERIDO GERTZ

Columna Acertijos de Gilberto Haz

Las riñas en el poder. Camelot.

En los tiempos antiguos del PRI, cuando se querían deshacer de un apestoso, por decir algo, optaban por renunciarlo y darle una Embajada de asilo. Así registraba esa historia de fracasos y tragedias casi romanas, cuando los que ya no suspiraban en el equipo que gobierna, se tenían que ir al carajo, según lenguaje de Milei. Eso le ocurrió al fiscal Alejandro Gertz Manero, un tipo impresentable, aplaudido por la 4t y repudiado por una buena parte de ellos, que empezó a desnudar el robo del huachicol y a todos su preclaros operadores, del equipo de Adán Augusto y su Barredora.

Alguna vez México quiso ponerse a la altura de las democracias, como la americana, donde los fiscales son independientes y no dependen del Ejecutivo ni del Legislativo, de nadie son operadores independientes porque aplican la ley y buscan encarcelar, a veces a adversarios.

Así era aquí hasta que se dieron cuenta que quien llegaba al poder, no congeniaba con el otro y de repente, una patada en el trasero los mandaba al ostracismo o a la cárcel.

Ocurrió en Veracruz, cuando el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares llegó y nombró a su fiscal, Jorge Winckler, así anduvieron ese corto viaje de dos años hasta que, el tiempo terminó y Yunes se marchó y a su barco le llamó libertad, y Winckler se quedó a lidiar con los enemigos, que eso eran, no eran adversarios, simples enemigos. Había ocasiones que el Fiscal llegaba a reuniones del gabinete de Seguridad del gobernador maloso e inútil, Cuitláhuac García, y lo cachaban por si no llevaba una arma. Denigrante. Winckler debió marcharse y dejar esos trastes allí tirados, para que el nuevo gobierno se hiciera cargo. Se aferró al puesto y terminó en la cárcel de Pacho Viejo, donde todavía ahí sigue, injustificadamente.

Ahora mismo en Veracruz especulan que la otra fiscala, a quien conocían como la fiscala carnala, también ya le van a dar cese para que se vaya a anidar en otro lado, donde las golondrinas hacen su nido. Llegó una nueva gobernadora y, lógico, no cuadra en ese quipo.

Eso debían reformarlo los gobiernos, que cada fiscal llegue al cambio de cada gobierno, para que cada gobernador o presidente nombren al suyo, lo demás son cuentos de pescadores que arrulla el mar, porque en un sistema presidencialista como el nuestro, el que manda es el gobernador o la presidenta.

EL CASO GERTZ

Gertz era un apestado. Desde aquel tiempo que riñó con su familia en el caso de Alejandra Cuevas y utilizó la fiscalía para venganzas personales, desde aquel tiempo debió haber sido cesado y enviarlo a su casa o a cuidar a sus nietos. Pero no, lo empoderaron aún más y  acabó con esa familia, quien ahora, que ya no tiene ese cargo, debe ser denunciado, porque él no debe estar en una embajada, debe estar sujeto a juicio por abuso del poder. Desgració a esa familia el muy malvado.

Ese fue un pleito doméstico y una vendetta personal y ajuste de cuentas, como hoy se lo escriben muchísimos columnistas serios.

Hasta la vista, Alejandro, ojalá nunca vuelvas a tener ese poder que solo sirvió para tus fines y venganzas personales. Y que Dios, cuando te recoja y te mande a un lugar donde habitan los malvados.

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