Es la mañana del sorteo de FIFA, en Washington, que amanece con un frio del carajo a 2 grados bajo cero y con caída de nieve. Llegan al Kennedy Center, un inmueble que les costó la renta 8 millones de dólares, pero los valen. Empieza el show con el pelón Gianni Infantino, jerarca de la FIFA, que llegó en momentos de turbulencia y está enriqueciendo y  abriendo la baraja para que más selecciones ahora busquen la Copa del Mundo, 48 selecciones, las que un par de veces se jugó en México y se coronó esa inolvidable selección brasileña, con Pele a bordo, un Dream Team del futbol, y el Mundial de la Mano de Dios de Maradona.

La tele nos lleva a los mundiales donde han sido campeones en aquella Jules Rimet, Italia, Alemania, Brasil, Argentina y muchos más, entre ellos España. Que probó esas glorias.

El eterno Infantino presenta a los invitados estelares, primero al patrón, Donald Trump, luego la presidenta de México, que sonríe aunque no esté en Orizaba, a su lado el chamaco secretario de Relaciones Exteriores, que cubre la cancha del titular y el embajador de México en Washington, luego va al primer ministro canadiense, se extraña a Justin Trudeau, quien probó las glorias pero se retiró, cuando Trump le quería comprar el país, eso sí, en bonos chiquitos como Elektra.

SIGUE LA FIESTA

El futbol en México es pasión y obsesión, no hay deporte más popular que el nuestro, después de Brasil y los ingleses, que lo inventaron. No por algo seremos sedes en México-Jalisco y Monterrey. Rememoran a Hugo Sánchez, el más grande mexicano que piso canchas europeas, Pichichi a más no poder.

El Estadio Azteca, un templo del futbol, el Vaticano para el futbol del mundo, aquel que el Tigre Azcárraga le llevó la maqueta al padre y el padre todo enojao le gritaba que estaba loco, que adónde metería a 100 mil personas. No estaba loco. Era un visionario, un hombre hecho para el futuro, y el hijo ahora lo embellece para dejarlo como si fuera Versalles.

Entrevistan a grandes figuras. Hugo Sánchez aparece, ese hombre que en el Real Madrid dejó toda una huella imborrable.

Empieza el sorteo, cada presidente y primer ministro sacan las bolitas, comienzan a salir los países que se medirán.

Como si fuera sorteo de la Lotería Nacional mexicana, solo que aquí no hay gritón. México se enfrenta a Sudáfrica y Corea del Sur y el ganador Playoff D. Tendremos también inauguración y México será grande por ser el Estadio Azteca el único estadio que será tres veces sede mundialista.

Pues que Viva México, como dijo la presidenta Sheinbaum que gritaría cuando estuviera con Trump. Bueno su discurso al hablar de México, tiene muchas tablas hace años dominando los micrófonos y dijo una gran verdad, en México se jugaba la pelota desde tiempos ancestrales. Wikipedia  El antiguo juego de pelota mexicano, conocido como Tlachtli (náhuatl) o Pok-A-Tok (maya), era un ritual deportivo mesoamericano que simbolizaba el cosmos, con una pelota de hule sólido que se golpeaba con caderas, rodillas o antebrazos en canchas de piedra en forma de ‘I’. Era un evento trascendental con implicaciones religiosas y políticas, donde se jugaban territorios e incluso vidas, y su práctica sobrevive hoy en día en variantes como el Ulama, especialmente en Sinaloa y otros lugares.