Fotos cortesía de los ciclistas
Orizaba, Ver.- El desafío más grande para los ciclistas que se propusieron conquistar la cima del Pico de Orizaba fue superado; después de varios días de esfuerzo y sacrificio, los valientes deportistas lograron alcanzar los 5 mil 636 metros de altura de la montaña más alta de México, enfrentándose a condiciones extremas de altitud, clima y desgaste físico.
Con un recorrido que comenzó el 7 de diciembre desde el puerto de Veracruz, la ruta “Ciclo Alpina Veracruz 2025” reunió a un selecto grupo de ciclistas que, sin patrocinadores ni apoyos institucionales, decidieron llevar a cabo esta hazaña por su cuenta. Entre los participantes se destacan Agustín Reyes, originario de Río Blanco; Jessica Arzate, de Orizaba; y Jesús Perea, quien cargó su bicicleta hasta la cima, desafiando los límites del cuerpo humano.
El grupo completó un recorrido de más de 250 kilómetros en un total de cuatro días, con tramos difíciles y peligrosos en los que tuvieron que cargar sus bicicletas y equipos, que sumaban hasta 45 kilos. Los ciclistas enfrentaron cambios bruscos de temperatura y el agotamiento progresivo a medida que ascendían, pero la meta estaba clara: alcanzar la cima, una meta que pocos logran.
“Fue una experiencia única. No es solo un reto físico, sino mental. En algún momento, el cuerpo te dice que pares, pero el deseo de llegar a la cima es más fuerte”, comentó Agustín Reyes, quien ha hecho este ascenso en otras ocasiones.
Aunque la mayoría del grupo logró llegar a la cima, no todos alcanzaron los 5 mil 636 metros; Gustavo Flores, quien había iniciado con el grupo, se detuvo en los 5 mil metros debido a las dificultades del ascenso, sin embargo, su participación sigue siendo un testimonio del esfuerzo y dedicación que se necesita para participar en este tipo de desafíos.
Uno de los detalles más destacados fue la labor de apoyo de Jessica Martínez Cabrera, la ciclista encargada de la unidad de asistencia, conocida como “la barredora”, quien estuvo pendiente del equipo para resolver fallas mecánicas, emergencias y ayudar con el agotamiento físico. “Mi trabajo fue vital para que pudieran continuar en el camino, especialmente cuando el cuerpo comienza a fallar”, explicó Martínez Cabrera.
Este evento ha marcado la culminación de un año de esfuerzos y entrenamiento por parte de los ciclistas, quienes agradecieron el hecho de poder realizar este reto de manera independiente. Lamentablemente, no hubo apoyo de las autoridades o patrocinadores, lo que hizo que esta aventura fuera aún más desafiante.
La ruta, que se realiza por 15 años consecutivos, no solo es un reto deportivo, sino también un acto de fe. Algunos de los ciclistas, como cada año, llevan imágenes religiosas para agradecer y pedir protección durante el ascenso.
Con esta conquista, los ciclistas terminan un ciclo de retos extremos de este 2025, que culminan con la cima del Pico de Orizaba, dejando en claro que el espíritu de superación es la clave para enfrentar los retos más duros de la naturaleza.





















