Tengo sobre mi escritorio el borrador de un libro del que Don Domingo Muguira Revuelta me dijo serían los últimos apuntes de su vida… “Te lo entrego para que con calma lo revises y tú, que bien me conoces, efectúes con propiedad las adecuaciones que creas conveniente, para que posteriormente lo enviemos a imprimir y se convierta en mi último mensaje impreso, si es que posteriormente no se me ocurre que pudiera faltar algo más”.
De inmediato agregó: “Si en algún momento sientes la necesidad de platicar conmigo sobre algún tema en específico del borrador que te entrego, yo te avisaré cuando y, tendrás que reunirte conmigo disfrazado como si fueras cirujano o astronauta, porque los médicos así me tienen, pero ya habrá el momento posteriormente de vernos en otras circunstancias, mientras tanto, te envío el borrador y empieza a realizar con calma los ajustes en el texto que consideres adecuados…
Tal fue una de las últimas conversaciones que registré con mi muy apreciado amigo, que fuera en varias ocasiones mi patrón en empresas editoriales de las que me convirtió en socio, reflejo de la esplendidez y bonhomía que le caracterizaba, así como de su elevada calidad no sólo como patrón y socio, sino como franco, comprensivo y emotivo amigo.
Don Domingo Muguira Revuelta constituye una figura polémica, así ha pasado hoy a la historia, como todo líder empresarial que es capaz de calificar las cosas tal como son, con todo y que no originen aceptación de quienes piensan diferente, pero es innegable que, de ese trueno, siempre brotaba el resplandor de la tranquilidad que emanaba hacia sus entornos y con frecuencia, de tales relámpagos y estruendos surgía su fraterna mano extendida.
Hombre que incursionó con tesón y plena seguridad de triunfo en diversas actividades, pero sobre todo la relacionada con las empresas cafetaleras, sector en el cual se originaron sus desvelos, sus quebrantos, sus tiempos de obscuridad y sus prolongadas épocas de luminosos éxitos.
Pero nunca, ni triunfos ni poderío financiero la obnubilaron, jamás pisaría al rival caído ni agacharía el rostro ante el poderoso que presume la fuerza que lo rodea, viví en distintas etapas de mi vida muy cerca de Don Domingo, dirigí tres de sus empresas periodísticas y, las veces que me separé de sus esferas jamás me negó su fraterno abrazo y su respaldo inquebrantable.
Y tales escenarios de brindar cordialidad pese a las diferencias, también las registré estando cercano Don Domingo, escenarios con muchas figuras humildes o destacados potentados. Débiles o poderosos, hacia quienes el exitoso empresario dirigía la miraba con aprecio e incluso con referencias de bondad.
Trueno del atardecer y apacible trinar de la madrugada, es ante mí la imagen de Don Domingo Muguira Revuelta, conceptos que también he escuchado referir en mis entonos, por ello hoy es obligado el apuntar que nadie, absolutamente ningún ser humano sobre la faz de la tierra es perfecto, pero que incuestionablemente si existen y han existido quienes intentan con mayor frecuencia llevar luz hacia lo obscuridad y brindar calor ante la frialdad.
Pionero en tecnología y estrategias comerciales no sólo en torno al café, sino de diversos productos, Don Domingo Muguira constituye un real y valedero ejemplo de productividad, de apego y esfuerzo a la actividad empresarial, con una riqueza singular que fue la de apoyar como nadie lo había hecho antes al sector laboral, al tiempo que en los niveles directivos generó no sólo mandos eficientes, sino nuevas generaciones de emprendedores que lograron muchos de ellos transformarse en exitosos…
Sí… Domingo Muguira compartió sus experiencias y contagió de éxito a quienes se encontraban en sus entornos, los ejemplos son numerosos y ello refiere uno de las brillantes referencias de su paso en nuestros entornos en el transcurrir de varias décadas, prácticas que aplicó desde muy joven hasta el día de ayer, horas antes de que partiera al más allá con su carismática sonrisa que también le distinguía.
Descansa en paz Domingo Muguira Revuelta
Admirable empresario y solidario amigo