Causas y efectos

Pandemia financiera

Columna Causas y Efectos de Alfredo Rios

*Colapsa productividad
*Caballo apocalíptico
*La Ciencia y sensatez

Especialistas de todo el mundo, incluyendo a quienes podemos calificar como tales al interior de nuestro país, refieren que en todo escenario pandémico como el que actualmente transitamos, existen tres prioridades que resultan rangos obligatorios e insustituibles para la estructura gubernamental:

A).- Convocar y apoyar con recursos suficientes al sector médico del país, tanto dependientes del Gobierno como del sector privado, para que procedan en los marcos de su profesión como un solo equipo en la tarea de salvar vidas, al tiempo de brindar el mayor bienestar posible en beneficio de los contaminados por la pandemia, todo ello en los marcos de los senderos humanitarios, incluyendo los recursos médicos que las autoridades están obligadas a proveer en tiempo y forma.

B).- Aplicar programas efectivos y oportunos para salvaguardar a la población no contaminada, sector que debe ser inducido incluso si es necesario por vía de la fuerza, hacia el aislamiento en sus hogares, con el claro entendimiento que mientas mayor sea practicado el aislamiento, menor habrá de ser el número de víctimas, conducta que permite acercarse con mayor rapidez al decrecimiento de afectados, lo que conduce hacia la extinción de la pandemia.

C).- Paralelamente a los efectos mortales que requieren auxilio médico de elevado costo, el Gobierno debe atender con eficacia los impactos negativos colaterales que de inmediato se registran, como lo es la parálisis empresarial, misma que impacta tanto al vendedor de naranjas en el mercado como a la actividad en los ámbitos del sector comercial del más elevado nivel, reflejando a la vez tal parálisis, efectos de alto impacto negativo en la planta productiva del país con desgastes colaterales entre la población.

Ante una pandemia como el covit-19 ha quedado claro que los estragos económicos se convierten en una especie de “caballo apocalíptico” y, muchos países como Italia, España e incluso nuestros vecinos norteños de Estados Unidos, hoy son notorio ejemplo de ello, con ciudades y regiones asoladas tanto higiénicamente como desde el punto de vista financiero… El hecho del desplome acelerado en los precios del petróleo apuntan que la tragedia no sólo es en los marcos de la salud entre los habitantes, sino paralelamente a ello los reflejos negativos también invaden los ámbitos de productividad y de la economía en lo general.

Ayer un especialistas en finanzas me comentaba vía telefónica (porque ambos dos nos encontramos en cuarentena) una apropiada analogía la cual nos refiere los tiempos actuales: “En éstos momentos –me señaló– vale diez o 20 veces más el cargamento de un tráiler cargado con tapabocas médicos, que el contenido de un buque-tanque rebosado hasta el full con petróleo, producto que tradicionalmente identificamos como oro negro”… Y cierto, el barril de petróleo mexicano se cotizaba más barato que un par de calcetines en el supermercado.

En mi trayectoria periodística, de manera insistente se escuchan expresiones y reflexiones sobre los “pesos y los contrapesos”, así como de lo sobresaliente que resultaban en el contexto social y financiero, el cultivar y procurar cambios de escenarios para otorgar curso a nuevas circunstancias.

Un viejo amigo, compañero y maestro del periodismo: Don Gregorio Navarrete Cruz, quien ya partió hacia los senderos sin retorno, habitualmente me comentaba: “Mira Alfredo, siempre ten presente que, sin que tú lo esperes o lo planearas, pueden suceder cambios inesperados en los escenarios por los que transitas, lo importante en éstos casos (mientras no se trate de una tragedia) es que nunca olvides pensar positivamente y que, por ello, lo que sucede de alguna forma conviene, si para ello tenemos la capacidad para aprovechar los nuevos escenarios”.

En el marco de tales recuerdos hoy me pregunto si la pandemia que nos acosa y encierra, que constituye un escenario doloroso y terrible para todos, pero en especial para las víctimas fatales y sus familias, al tiempo que quebranta la economía y nos induce hacia espacios depresivos… ¿Constituirá un suceso que de alguna forma oferte una vertiente, que pudiera resultar conveniente para todos?

Lo cierto, lo real, incluso se podría decir que lo palpable, es que el ser humano nace en el marco del dolor, crece y se desarrolla entre lágrimas y risas, precisamente en los escenarios que refiriera el insigne poeta veracruzano Salvador Díaz Mirón: “Alumbrar es arder, estro encendido será el fuego voraz que me consuma… La perla nace del molusco herido y venus llega de la amarga espuma”…

Y cuando reflexionamos si efectivamente “lo que sucede conviene”, debemos definir que más allá de una sentencia sobre el “destino inexorable”, se trata de que el ser humano sea capaz de afrontar la adversidad para escalar niveles de mayor superación, demostrando con su fuerza de voluntad y su capacidad creativa, que somos capaces de vencer los retos del presente y del porvenir, pero que esa capacidad no tiene otro cimiento que la honorabilidad, la solidaridad, el conocimiento, la suma de voluntades y el esfuerzo honorable en beneficio de la colectividad, sin ignorar que para ello es importante el liderazgo de una autoridad comprometida con su pueblo, en todos su ámbitos y niveles, pero a más de ello, con la capacidad y el equipo requerido para lograr la consolidación de las metas establecidas.

Debemos afrontar y superar la pandemia en los marcos de la sensatez y las rutas de la ciencia, al tiempo de evitar que ante esos empeños no perdamos las senderos y los objetivos hacia el bienestar de la colectividad, salvar vidas en la prioridad, pero también es vital (valga la redundancia) apuntalar al mismo tiempo con acciones concretas y eficientes la economía nacional, que permita (pese a la peste) acrecentar la esperanza, la confianza y la certeza de un desarrollo económico integral y, por lo mismo, colectivo.

Un Gobierno propositivo y progresista, no debe mostrarse contrario a la existencia y fortalecimiento de grandes capitales, cuando éstos tienen como origen el empeño y la inteligencia financiera, por el contrario, debe la autoridad respaldar y brindar seguridad a la inversión y al desarrollo empresarial, porque tal escenario es el que garantiza más y mejores fuentes de trabajo para bien de la colectividad, así como mayores recursos vía impuestos para las tareas gubernamentales.

Por todo ello es prioridad que ante los “tiempos pandémicos” por los que transitamos, en lugar de distanciarse se estrechen, se acorten aún más los buenos oficios y amables entendimientos, entre el sector productivo del país de todos los rubros y las autoridades federales, estatales y municipales, porque es la suma de esfuerzos lo que hoy más que nunca se requerirá en México, para reponernos financieramente de las pérdidas que incuestionablemente está originando la pandemia, no sólo en contra de los núcleos empresariales, sino de la misma forma pero con mayores impactos en contra del sector laboral, tanto así que miles y, más que ello, millones, son los mexicanos que hoy transitan angustiados, prácticamente en el desamparo laboral y obviamente sin ingresos, como una secuela de la pandemia financiera originada también por el coronavirus… Ahí la dejamos.

Se acelera número de muertes por Covid-19 en Veracruz: Salud

Anterior

Apple Music se lanza a la conquista de 52 nuevos países a pesar de la crisis

Siguiente

Te puede interesar