*Las tensiones fronterizas
*Pueblos crecen, agua decrece
*Los Mártires y su verdugo
Los años transitados en múltiples rutas de la actividad periodística, van dejando como dice la canción “poco a poco” lecciones de vida”, de ésas que dejan huellas porque son indelebles y en ésos marcos, cuando “echamos las campanas al vuelo” a los primeros síntomas de mejoría, lo hacemos involucrados en el estasis vibrante y emotivo “del ya la hicimos”, sin dimensionar la clara realidad de nuestro propio entorno, porque es natural que quien afronta severos problemas pendientes de resolver, vibre de optimismo cuando se advierten síntomas de mejoría, escenarios que en los centros hospitalarios son recurrentes cuando el paciente se recupera, pero sólo para tener la oportunidad de sentir la melancolía de la doliente despedida…
Y eso sucede últimamente en tierras nacionales y con ello en veracruzanas, porque muy recientemente se informó en las esferas gubernamentales que Veracruz cerró el año con cifras hacia la baja en lo referente a crímenes contra mujeres, lo que obviamente arrojaba en los marcos de la administración estatal, que estábamos en la posibilidad de iniciar un año con menores incidencias en tales espacios, pero los titulares de medios de información refieren: “En apenas 7 días del 2021, en Veracruz van al menos cinco asesinatos de mujeres”…
Todos los expertos prácticamente coinciden que la violencia de género constituye una práctica que proviene desde tiempos remotos, pero que se ha extendido conforme los años han transcurrido, escenarios que no sólo se practican entre “los rudos” habitantes de la zona rural, sino que con el transcurrir de los años se extendió con mayor notoriedad entre los diversos núcleos de las múltiples regiones de México.
Expertos en la materia aseguran que en el territorio nacional, anualmente se suscitan aproximadamente tres mil quinientos homicidios de mujeres, de los cuales los mismos analistas determinan que, aproximadamente en ése marco unas mil ejecuciones, puedrían ser calificadas como “feminicidos”, pero en las mismas exposiciones se apunta un dato elevadamente preocupante:
Los especialistas nos hacen saber que en México, de cada cuatro mujeres mayores de 15 años, cuando menos una de ellas se ha visto obligada a soportar agresiones de carácter social o de daños en su cuerpo, dato que por sí sólo refiere el alto riesgo por el que transitan las mujeres en nuestro país, incluyendo a pequeñas que pierden la vida en el marco de una sociedad generadora de monstruos, los cuales por lo mismo (vale la expresión) son capaces precisamente de practicar monstruosidades.
Es una realidad que tales escenarios no surgieron en los marcos del ahora identificado como un sistema de Gobierno Transformador, pero precisamente, el que las actuales autoridades se autocalifiquen como “transformadoras” para beneficio de todos los mexicanos, obliga a referir que después de transcurrida una tercera parte de su gestión y que, al terminar éste año del 2021, habrá de encontrarse que le restan menos días por gobernar que los ya ejercidos, de alguna forma se debe elevar el ritmo de aportaciones ejecutivas realistas, que por sus propios efectos hagan sentir a la sociedad que “realmente” hemos recobrado mayores niveles de seguridad.
Porque hoy, ya en el segundo tercio de la actual etapa gubernamental, la percepción del colectivo social no refleja la sensación de tiempos mejores y, no me refiero a los desafortunados escenarios pandémicos y complicaciones económicas colaterales, sino estrictamente al tema de la violencia, en éste caso de género, pero se podría extender a que, de la misma forma, se lograran atemperar (ya no eliminar) sino disminuir en efectos notorios y por lo mismo notables, la elevada sensación de inseguridad que persiste no sólo en tierras veracruzanas, sino en la misma capital del país y muchas otras entidades.
Tienen los veracruzanos y mexicanos en lo general, muy claro, que la violencia no surgió con la actual administración, emanada con funcionarios federales y estatal simpatizantes de MORENA, pero priva la percepción ciudadana de que el tema de la violencia, no ha sido atendido con las dimensiones y las estrategias apropiadas, escenario de terror que ya para el transitar en el tercer año del sexenio, debería referir frutos singularmente positivos, en forma clara y contundente, pero el panorama aún no coincide con tales anhelos.
Ciertamente se entiende que el segundo “año transformador” se frustró como efecto contunde de los aires pandémicos, por lo que es natural que, después de pasado el primer tercio de la jornada, escuchemos discursos optimistas en los espacios gubernamentales, porque es lógico que un gobernante se resista a sembrar “estados de alerta” cuando ello contradice el prometido proyecto de la actual administración para el desarrollo integral, primordialmente cuando se tiene claro, que obligados por las propias circunstancias, se pasó de la prometida transformación como objetivo fundamental, a la comprometida restauración de los niveles de salud pública, así como de las pérdidas de miles de millones en los ámbitos productivos del país, objetivos que abarcará un prolongado trecho de varios años, si es que se supera al monstruo pandémico y se logra restablecer los niveles de productividad… Ya veremos.
Lo que se lee
Que en el transcurrir de los próximos meses, es factible que las tensiones socioeconómicas e incluso políticas, que privan entre México y Estados Unidos, en el marco de una frontera de las más extensas del mundo, pudieran registrar elevado nerviosismo derivado de ríspido proceso que está antecediendo al relevo presidencial en ése país, por lo que en ésta etapa y de manera muy singular, las conexiones comerciales y sociopolíticas, así como lo vinculado con hechos delictivos primordialmente en la zona fronteriza, deberán de ser atendidos con especial eficacia e inteligencia por parte del Gobierno Mexicano, para evitar mayores y complejas tensiones.
Ya lo apuntábamos en anteriores comentarios, México está transitado por un cúmulo de complejidades, retos que en lugar de disminuir se han incrementado, los golpes de timón obviamente “transforman” lo que se pretendía transformar… Así es la vida.
Lo que se ve
Los alcaldes y ex alcaldes lo saben, es más, los sabe el Gobernador, los legisladores y el Presidente de la República, pero poco o nada se hacer para rescatar los arroyos, ríos, lagunas e incluso mares, de las cotidianas descargas de contaminantes que hora tras hora ejecutan tanto industrias, como casas particulares, comercios, centros hospitalarios e incluso las mismas oficinas oficiales, como palacios municipales, estatales y federales.
La mayor parte de nuestros desechos van a dar tanto a los mantos acuíferos, como a los arroyos, ríos, lagunas y mares, porque son mínimas las compañías procesadoras de basura y purificadoras de agua, en tanto que son muy pocos los funcionarios municipales, estatales y federales que se preocupan, abandonando un problema que no da curso a muchos aplausos y lucimientos políticos porque son obras que “no lucen”, que incluso se encuentran enterradas o aisladas.
Actualmente en la ciudad de Xalapa se tiene la idea y el programa está en marcha, de establecer sistemas de captación de agua de lluvia para ser aprovechada, ello es el reflejo de que la población crece, pero el agua decrece y, ello está colapsando el servicio… ¿Hasta cuándo exterminaremos de todas las ciudades, pueblos, rancherías e industrias, los elevados rangos de contaminación que, en el caso de Veracruz están creciendo en lugar de decrecer?… ¿Algún día habrá una respuesta firme y efectiva de los tres niveles de Gobierno?
Lo que se oye
Los últimos presidentes de México e incluso los últimos gobernadores, prácticamente se han olvidado de conmemorar a los heroicos Mártires de Río Blanco, obreros de la industria textil que demandaban derechos laborales y que, como respuesta fueron asesinados por fuerzas armadas enviadas directamente por el Presidente Porfirio Díaz, quien anexó un mensaje donde disponía: “Mátenlos en Caliente”.
Cosas de la vida, hoy los presidentes del país ya no vienen, las empresas textiles ya no existen y, muy cerca de donde se registró la sangrienta masacre, fue instalada una impresionante estatua del Don Porfirio Díaz… “Mesmamente el mismo que ordenó masacrar a los obreros”… Así es la historia.