Cierra la boca y abre los ojos, eso es lo que no entendió cierto personaje de la política y habló de más. Ahora que se han dado a conocer de manera oficial los nombres de los candidatos del Morena a las presidencias municipales, uno de tantos, de esos que según mueven almas y muchos votos, abrió la boca y lo escucharon. Se le olvidó que las paredes oyen.
Pues resulta que en una reunión, este personaje dijo que no apoyaría al candidato de la alianza Juntos haremos historia a la alcaldía de Orizaba. Entonces le jugará a las contras.
A este personaje, lo han movido sus intereses personales, el dinero y olvidó la amistad, si es que algún día la hubo.
A un lado quedaron las convicciones de la llamada Cuarta Transformación, no supo mantenerse firme y leal a Morena. La llegada de Víctor Castelán le pudo. No lograr acomodar a su gente en la planilla, le pudo más.
Ya lo dijo alguna vez el propio Andrés Manuel López Obrador: “las traiciones no son para ponerse a llorar”.
Ahora, el empresario transportista, tendrá que enfrentar más de una traición y eso lo sabe, y lo hará bien, porque tiene el propósito de transformar la ciudad de Orizaba, para que la sonrisa no le cueste a los ciudadanos, a quien de manera sincera habrá de apoyar, porque él sabe lo que la gente necesita, es pueblo, sabe lo que es necesitar y siempre ha mostrado ser amigo y ha tendido a muchos la mano.
Y mientras tenga es convicción sincera, se puede enfrentar a cualquier traición, a cualquier adversidad.
Del traidor, su nombre, pronto se sabrá.
Pero son más los buenos y unidos por la campaña, que el traidor que se ha creído hasta el día de hoy “poderoso”.
Y como el pez: por su propia boca está muriendo…lento, porque sin duda lo poco leal que existe de él, lo perseguirá todos los días recordándole que cuando se le tiende la mano amiga no se traiciona.
Lo cierto es que los morenos ya decidieron por el camino de la unidad y esa es un arma importante para la contienda en los próximos días hasta el 6 de junio.