A lo largo de la historia de la literatura, se han publicado muchos relatos relacionados con las epidemias y pandemias, entre los que se encuentran La peste escarlata (1912) de Jack London; La peste (1947) de Albert Camus; Epidemia (1987) de Robin Cook; El amor en los tiempos del cólera (1985) de Gabriel García Márquez; Ébola 76 de Amir Tag Elsir; Ensayo sobre la ceguera (1995) de José Saramago; Los ojos de la oscuridad de Dean R. Koontz; El año de la plaga (2018) de Marc Pastor, entre muchas otras.
Todas estas obras muestran la fragilidad del ser humano, a pesar de creernos poseedores de la ciencia, del conocimiento y de la tecnología, pero también resaltan el esfuerzo de los investigadores, del personal médico y de la salud para salvar a la humanidad, incluso a costa de sus propias vidas. Y esta será una historia sin fin, debido a que, como afirmó Yuval Noah Harari, en su libro Homo Deus: Breve historia del mañana, la guerra, la peste y la hambruna seguirán siendo el flagelo de la humanidad durante el siglo XXI.
En ese tenor, y para reflexionar un poco acerca del amor en contextos pandémicos, vale la pena rememorar algunas narraciones que vinculan ese sentimiento con las enfermedades de alta propagación.
Si lo vemos desde la antropología cultural, tengamos en cuenta que tanto las deidades del amor (Eros, Afrodita), como los dioses de la medicina y la salud (Asclepio, Higía, Panacea) fueron venerados por los griegos, por lo cual constituyen un firme referente de la cultura occidental.
Ahora bien, los temas universales de la literatura provienen, esencialmente, de las diversas mitologías. En consecuencia, hablar de amor y pandemias, por antonomasia, nos remite a ese crisol de simbolismos.
Un primer ejemplo del amor impregnado de tragedia es el Decamerón, de Giovanni Boccaccio, el cual es una colección de cuentos morales y eróticos escrita entre 1349 y 1351. En dichas tramas, surgidas de un confinamiento para protegerse de la peste bubónica que asoló una villa en las afueras de Florencia en 1348, sobresalen el amor y la muerte. Por algo, la Iglesia católica, a través de la Inquisición, incluyó esta obra en el Índice de libros prohibidos en 1559.
Toca el turno a los capítulos XXXIII y XXXIV de la novela Los novios (1842), de Alessandro Manzoni, quien describe, con lujo de detalles y una clara intención de crítica social, una historia de amor y traiciones durante la epidemia de peste en el Milán de 1630.
Ese mismo año, Edgard Allan Poe publicó el cuento “La máscara de la muerte roja”, el cual es una variación de las célebres danzas macabras medievales. En este relato de terror, un grupo de aristócratas creen que pueden burlar a la parca encerrándose en un castillo a disfrutar de placeres y orgías mientras a su alrededor la plaga de la muerte roja (una variante sangrienta de la peste negra) hace de sus suyas. Nuevamente, pasión desenfrenada y aniquilamiento.
En1912, Thomas Mannpublica el relatoMuerte en Venecia, cuyo trasfondo es una epidemia del cólera en la ciudad de los canales dibujado con tintes grotescos. Diez años después, Martín Secker imprimiría La Montaña Mágica, obra maestra del escritor alemán que es, en muchos aspectos, la antítesis, irónica y divertida, de La muerte en Venecia. Erotismo y fatalidad contados desde la angustia y la irreverencia ante la enfermedad.
En cuanto a la novela El amor en los tiempos del cólera (1985) de Gabriel García Márquez, cuyo título sintetiza el argumento, considero que, en el fondo, es un replanteamiento de Romeo y Julieta (1597) de William Shakespeare.
Los dilemas del amor matrimonial quedan evidenciados en la novela Ensayo sobre la ceguera (1995) de José Saramago, en la que el miedo durante la epidemia fue eclipsado por el enorme peso de responsabilidad que se atribuyó la esposa de un médico que narra el cataclismo; el amor por su marido y el querer ayudarlo, así como haberse convertido en una dependencia total de aquel grupo de invidentes. Aquí aplica perfectamente la expresión “el amor es ciego”.
Finalmente, y en el marco de la novelística contemporánea, Del amor y otras pandemias (2020) de Myriam M. Lejardi podría ubicarse dentro de la «narrativa rosa», aunque, por su frescura y humor, ha llamado la atención de jóvenes lectores. En tanto, la novela Los besos (2021) de Manuel Vila, nos presenta una historia de amor idealizado, pero también de piel y amor carnal, en la que los protagonistas –Salvador y Montserrat- viven un idilio que fusiona, de manera armónica, erotismo y ternura en tiempos de pandemia.
Evidentemente, no son todas las obras narratológicas que se han producido en contextos epidémicos, pero estimo que las mencionadas tienen relevancia en cuanto a su vinculación con temas amatorios. Sin duda, la pandemia por Covid-19 ha transformado la intimidad y relaciones de pareja. Los juegos de seducción, el amor y el sexo en medio del coronavirus experimentaron cambios inimaginables antes del 2020. No obstante, con las medidas sanitarias y la vacunación, se comienza a ver una luz en el túnel de la desgracia, por lo que es posible que la sociedad transite nuevamente de las relaciones online a los acostumbrados encuentros presenciales llenos de pasión y deseo. Y todas estas situaciones seguirán siendo material significativo para los escritores, quienes lo describirán mediante textos que enlacen realidad y ficción.