El periodista Carlos Loret de Mola, que fue el último árbitro entre la disputa del fiscal de Veracruz, Jorge Winckler Ortiz, y el gobernador Cuitláhuac García, revela hoy en su columna, Historias de reportero, en el diario El Universal, cómo fueron los últimos minutos del fiscal cesado, lo tituló.
“Señor, lo acaban de destituir”. Va: “El fiscal de Veracruz, Jorge Winckler, estaba reunido en Jalapa con la familia Chedraui, conocidos empresarios mexicanos, cuando recibió la llamada de uno de sus colaboradores: Señor, lo acaban de destituir. Era el 3 de septiembre de este año. Y lo que no sabía el fiscal General de Veracruz es que había sido relevado del cargo por votación de la Comisión Permanente del Congreso de ese estado, que nombró en su lugar a Verónica Hernández Giadans, en un proceso que fue cuestionado por la oposición a Morena. Su escolta tenía la instrucción de su nueva jefa de retirarse de la custodia de Winckler, quitarle el celular y llevarse el automóvil blindado. Así lo hicieron. En un instante, Winckler pasó de tener todo el aparato de la Fiscalía veracruzana a estar solo, a pie y sin teléfono. Caminó hasta un Oxxo que le quedaba cerca, compró un celular y llamó a su esposa: ella le comentó que también le habían quitado la protección. Jorge Winckler le dijo que se cuidara, que no saliera, que tenía muchos enemigos a los que había metido a la cárcel, que podrían aprovechar esta vulnerabilidad para hacerles daño.
La segunda llamada fue a un amigo suyo que le prestó coche y chofer para huir de Jalapa. Un día antes, el lunes 2 de septiembre, el fiscal Winckler, impulsado por la administración panista de Miguel Ángel Yunes, y el gobernador morenista Cuitláhuac García, se habían reunido en Jalapa para hablar de la inseguridad del estado. Acordaron respetarse y coordinarse. Ese encuentro —a la postre resultó histórico— entre los dos acérrimos rivales sucedió fruto de una entrevista que les hice el jueves inmediato anterior, 29 de agosto, en W Radio: teniendo en la línea al gobernador, entró también al aire el fiscal, hablaron entre ellos y quedaron de verse el lunes por el bien de los veracruzanos que padecen niveles brutales de inseguridad. El lunes se vieron y el martes Winckler fue destituido.
Tres semanas después se giró una orden de aprehensión contra el exfiscal y éste se encuentra escondido. Todo esto me lo relatan distintas fuentes cercanas al asunto, que está lejos de ser el último capítulo de una batalla épica. Tres personajes de Veracruz, estado de primera importancia político-electoral en el país, han estado activos, en público y sin signos de deseo de rendirse. Y los tres se han sentado en la misma silla: Javier Duarte, Miguel Ángel Yunes y Cuitláhuac García, por orden de mandato”.
LA BODA MALDITA
Así le llamaron a aquella boda que se publicitó, cuando una hija del abogado Juan Collado, se casaba y tenía a puros picudos a la mesa, comenzando con Julio Iglesias, que se tiró un plomazo a capela y le cantó a los novios, Abrázame, como si fuera ahora la primera vez. La miel en esa mesa se desparramaba. Peña Nieto y su bella novia sonreían a placer. Nadie pensaba que esa boda tendría resultados funestos, no de muerte pero si de cárcel. Cuentan los que saben de estas cosas, que mientras el presidente lucha contra la corrupción, Peña Nieto y su pandilla celebraban a gusto.
El manotazo presidencial en la mesa se sintió. 51 días después Juan Collado fue detenido, comía con Romero Deschamps, está en la cárcel. Rosario Robles, que también estaba en esa fiesta pero en mesa secundaria, está en la cárcel. A Alfredo del Mazo, el primo incómodo, ya le tienen preparada su fiestecita. Eduardo Medina Mora, Ministro cesado y con investigaciones penales. Raúl Salinas de Gortari por allí festejaba, al igual que Enrique Ochoa, ex del PRI y de CFE. Era una fiesta como la de El Padrino, en donde en lugar de Frank Sinatra cantando, apareció Julio Iglesias. Claro, Julio se fue al otro día a Miami y a España y a él no hay nada de qué acusarle, más que fuese amigos de los perseguidos. Y el otro presente, Carlos Romero Deschamps, quienes todos aseguran que con la presión presidencial, hoy deja la titularidad de ese corrupto sindicato de Pemex, pues tiene varias averiguaciones abiertas. Ya nadie quiere acordarse de esa fiesta. Nadie de los asistentes. Cantó el hombre: “Si tú te vas, ya nada será nuestro tú te llevarás, en un solo momento una eternidad, me quedaré sin nada, si te vas”. Así andan.
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