Orizaba, Ver.- Por considerarlos un estorbo, muchas personas pudientes, prefieren abandonar a sus padres o abuelos en los asilos. Ahí donde encontrarán la muerte…solos.
Sin duda la falta de humanidad es quizás, una palabra que puede dar respuesta al abandono, el rechazo y el que sean tirados a la calle personas de la tercera edad por parte de sus propios familiares, y es que en el asilo Santa Isabel de Orizaba se contemplan a varios ancianitos que fueron encontrados mendigando en las calles, durmiendo con los perros callejeros.
Pero también los familiares de muchas señoras de edad avanzada las han dejado en el olvido, viven prácticamente en la calle, con hambre y sin cubrir sus necesidades mínimas.
Los Visitan Cuando Van por Herencia
Sor Irene Cornago Beltrán, madre superiora del asilo Santa Isabel comenta que a este albergue han llegado casos de adultos mayores que por desgracia eran explotados económicamente por sus propios hijos, quienes contradictoriamente, los tenían abandonados y solos.
La prueba del abandono es todavía más evidente si se toma en cuenta que al menos el 80 por ciento nunca recibe visitas. “Tenemos casos de hijos que vienen a dejarlos y jamás regresan, en ocasiones vuelven después de años cuando ya hasta murieron, pero nunca se enteraron porque jamás se interesaron por ellos”.
Precisa que hay muchos hijos que son “mal agradecidos”, pues no son capaces de cuidarlos ni ver por ellos, a menos que exista de por medio una pensión económica o propiedades.
En este asilo, hay personas con edades desde los 65 hasta los 103 años de edad. “Tenemos unas 80 personas con 95 años, y unas diez que en su mayoría son mujeres de hasta 103 años, y varones de hasta 80 años”.
La edad mínima para que puedan ingresar es a los 60 años, aunque hay algunos que antes tratan de entrar porque han sido abandonados, incluso los han dejado en las puertas del lugar.
En general los adultos mayores están aquí porque la familia argumenta no poder cuidarlos, y la mayoría asegura que vendrán a verlos con frecuencia, lo cual es un engaño, porque no es así, pues se olvidan de ellos en cuanto entran al asilo.
En este lugar, reciben alimentación, alojamiento, y cuentan con atención médica y medicinas, por lo que aquellos que pueden, aportan entre 1 mil 200 pesos, o hasta 100 pesos quienes no tienen recursos.
Más de 60 Años al Cuidado de los Abuelos
Sor Irene Cornago Beltrán, originaria de España y miembro de la Comunidad del Asilo Santa Isabel, lleva más de 60 años al servicio de los abuelitos, decidió dedicarse a una sola cosa y concluir su misión con ellos.
A sus 86 años de edad, afirma que el servicio con las personas de la tercera edad ha sido loable, aunque recomienda principalmente a los familiares no olvidarlos y visitarlos continuamente, así como darles muestras de cariño.
“Ellos no saben de la carestía, no saben de secuestros, no sufren por los acosos de la injusticia ya sufrieron en su tiempo; ahora es momento para contarles cosas positivas”.
Deja en claro que en el asilo no hay distinciones, hay personas que vivieron una vida distinguida y hay quienes pedían dinero en las calles y cuando se les da lo aceptan con gusto, otros más, no se sienten satisfechos.
Todos los días, los huéspedes se levantan a las 6:00 de la mañana, toman un café y a las 8:00 participan en la Eucaristía, después desayunan, salen a jugar, ven televisión, toman una siesta y de forma voluntaria participan en el rezo del Rosario.
El ingreso a la estancia disminuyó desde hace algunos años con la otorgación de los apoyos del Gobierno del estado y Federal a los abuelos a través de la Ley 223 y 70 y Más, ya que se les otorga para que vayan viviendo.
Muchos cuando la reciben se sienten con ganas de vivir solos, pero otros más regresan cuando ya vienen demasiado enfermos, y ahí ya no pueden ser recibidos porque se les da prioridad a quienes ya están dentro.
A las personas que reciben su pensión y que están al interior del asilo, el recurso que les otorgan se les queda, aunque una parte ingresa para sus necesidades. Cada 3 meses personal del Gobierno los visita para ver si realmente lo están usando para lo que requieren.
Las Hermanitas de los Ancianos Desamparados viven de los donativos, la mayor parte de los muebles que existen fueron entregados por una persona de Córdoba.
“Nosotros vivimos de limosnas, para los viejitos que no tienen nada de nuestra cuenta corren todos los gastos”.
Algunos longevos prefieren vivir solos, no quieren un reglamento, les gusta la libertad. Es por eso, que aunque hay homilías no se les obliga a participar.“Están en la casa de Dios y les invitamos a que se preparen con la oración para el encuentro con el padre”.
Algunos ancianitos han llevado muy mala vida por lo que ellos mismos piden confesarse y recibir la comunión, el que quiere va al rosario, y participa en la misa.
En sus ratos libres pueden ver la televisión o escuchar la radio. Los miércoles participan con un grupo de voluntarias que les llevan marimba y hacen un convivio.
El Origen del Asilo Santa Isabel
La Congregación de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados fue fundada por el Siervo de Dios, D. Saturnino López Novoa en colaboración con Santa Teresa de Jesús Jornet e Ibars, nombrada Superiora General del Instituto desde sus comienzos.
De acuerdo con su historia, el Instituto religioso nace en Barbastro (Huesca) el 27 de Enero de 1873, el 11 de mayo del mismo año se abre la Casa Madre en Valencia. En sus 133 años de existencia estuvo regida por 10 Madres Superioras Generales, siendo la actual la Madre Mª Purificación Castro Negro, elegida el 12 de Marzo de 2005.
Cuenta con 210 casas, donde son acogidos unos 26.000 Ancianos, (15.300 en España y 10.000 en los restantes países), en 17 Naciones (España, Portugal, Alemania, Italia, México, Cuba, Puerto Rico, República Dominicana, Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina, Chile, Brasil, Mozambique), y 3 continentes (Europa, América y África).
En México existen estancias en Mérida, el Distrito Federal, Celaya Guanajuato, Los Mochis Sinaloa y Durango.
La madre Sor Irene Cornago, lleva más de 60 años ejerciendo su labor, salió en 1953 de España; estuvo 6 años en Cuba, 4 en Guanajuato, 18 en el Distrito Federal.
Regresó a España 16 años después de haber salido, posteriormente iba cada 7 años, pero de un tiempo atrás ya no lo ha hecho, recibe llamadas telefónicas de sus familiares y son ellos quienes la frecuentan.
El asilo Santa Isabel tiene abuelitos no sólo de esta región de Orizaba, sino también de otras entidades como el Yucatán y el DF. Los de esta región vienen de Yanga, Córdoba, Ixtaczoquitlán, Veracruz y Orizaba.