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CAMINITO DE LA ESCUELA: EDUCACIÓN Y DESCONFINAMIENTO

Ante el anuncio del presidente Andrés Manuel López Obrador de que el próximo 30 de agosto iniciará el ciclo escolar 2021-2022 de manera presencial en las aulas de educación básica del país, se ha desatado una fuerte polémica entre el magisterio y los padres de familia, cada uno por motivos distintos, pero válidos desde su perspectiva.

Para los profesores, el regreso a las escuelas, que no a las clases, pues éstas nunca se suspendieron en los momentos críticos de la actual pandemia, será obligatorio, dado que ya fueron vacunados –en la mayoría, con el biológico Cansino-, lo cual, de acuerdo con los lineamientos de la Secretaría de Salud sobre COVID-19, los excluye de la población vulnerable. En el caso de Veracruz, los maestros que tengan alguna enfermedad crónico-degenerativa, no podrán reincorporarse a su labor docente y serán cubiertos, provisionalmente, por catedráticos sustitutos seleccionados por la USICAMM. Esta acción será respaldada por el SNTE cuya injerencia fue mínima. Lo positivo del asunto es que los educadores tampoco podrán ser obligados a trabajar doble, es decir, con clases presenciales en la mañana, y virtuales por la tarde, por ejemplo. 

Mención aparte merecen las escuelas que carecen de infraestructura elemental desde antes de la pandemia; las que fueron vandalizadas o saqueadas durante el confinamiento; las que sufrieron daños por causas climatológicas, o las que requieren reparación y/o mantenimiento.

Y respecto a lo pedagógico, ya mejor ni hablemos, ya que, del 13 de septiembre al 23 de noviembre de 2021, se tendrán 46 días hábiles para intentar reforzar las habilidades básicas de los estudiantes, que no un simple repaso. Tampoco es recuperar tiempo perdido, pues muchos maestros hicieron hasta lo imposible para que sus educandos continuaran sus estudios, a pesar de la adversidad. Para ellos, un merecido reconocimiento social. Y a quienes mostraron poca ética profesional o simularon atender a sus alumnos, quedará en sus conciencias, y en la mirada crítica de la sociedad, su actuación.

La reapertura de los planteles educativos, en algunos casos, resulta compleja y multifactorial, lo cual repercutirá, verbigracia, en los filtros sanitarios al ingresar a los mismos, con la colaboración comprometida de los paterfamilias, así como su respectiva normatividad. Dicha reanudación se agilizó con la decisión del gobierno federal de catalogar las clases presenciales como actividad esencial sin restricciones, aunque haya semáforo epidemiológico rojo.

En el caso de los padres de familia, la controversia se divide entre quienes quieren que se abran las escuelas, lo cual, indiscutiblemente, hasta reactivaría la economía, y sin dudar, hubieran firmado la Carta compromiso de corresponsabilidad que canceló la SEP de los lineamientos para el retorno seguro a clases. Por el contrario, un alto porcentaje de paterfamilias no considera conveniente que sus hijos retornen a las aulas en este momento y prefiere continuar con el modelo de la educación remota de emergencia apoyada por el programa de Aprende en Casa o, quienes cuentan con mejores condiciones socioeconómicas, lo harán mediante diversos recursos tecnológicos, toda vez que ya quedó establecida, en la Ley General de Educación, la incorporación de la educación a distancia, en línea, virtual y semipresencial o híbrida, mediante plataformas digitales, la televisión y radio, así como tecnologías de la información, comunicación, conocimiento y aprendizaje digital.

Pero viéndole el lado positivo a la reapertura de los planteles educativos, tengamos en cuenta que algunos especialistas como el doctor Alejandro Macías, y recientemente, el propio Hugo López-Gatell, consideran que, a finales de agosto y durante septiembre, veremos el descenso de la tercera ola de contagios de coronavirus. Además, como señala el reconocido infectólogo, el virus llegó para quedarse como tantos otros; lo que se trata es de controlar la pandemia e incrementar la población de rebaño. Asimismo, recordemos que las escuelas –recintos con cierto control- no son lugares de alta contagiosidad como playas, fiestas, antros, bares, cines, plazas comerciales, et al, por lo que el pronóstico es de baja intensidad en ese sentido. En Europa, por ejemplo, las escuelas abrieron en 2020 cuando los índices de contagio y mortalidad aún eran altos, y las vacunas todavía estaban en etapa experimental. Ese fue el error que ocasionó el cierre inmediato de las mismas. Aun así, no existe evidencia de que, con la apertura de las escuelas, se registren grandes brotes de contagios COVID.

De manera que tenemos que aprender a vivir y cohabitar con el SARS-CoV-2. La vacunación sigue avanzando en nuestro país; el confinamiento no ha sido saludable en el plano educativo, por lo que, cuando los padres de familia lo consideren pertinente, mandarán a sus hijos a la escuela. Es posible que este ciclo escolar 2021-2022 comience con pocos alumnos y estrictos protocolos sanitarios. Conforme avancen las clases, sin contagios de preferencia, se irán sumando otros, pero el primer paso era abrir los planteles educativos. Coincido con el doctor Alejandro Macías, quien reitera que no podemos inmovilizarnos por el miedo. En la escuela, como en cualquier parte, si nos descuidamos, podemos contagiarnos en septiembre o en cualquier mes del próximo año. La reapertura de los colegios, si bien, será voluntaria y escalonada, será determinante para el paulatino desconfinamiento que permitirá devolver la sana convivencia a los estudiantes, mejorar su desarrollo psicosocial e interrumpir el deterioro de las aulas. 

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