*Irritación por aumentos
*Pandemia y pandemonio
*Palo, pedrada o cocotazo
Corren versiones entre diversos núcleos de la colectividad veracruzana, en el sentido de que en forma acelerada y notoriamente arbitraria, en amplias regiones del Estado de Veracruz se escuchan voces iracundas, aparentemente derivadas por incrementos sorpresivos y cuantiosos aplicados en los recibos del cobro de energía eléctrica, primordialmente en los diversos sectores de casas habitación, refiriendo algunos usuarios su irritación en tanto que las cifras en los correspondientes recibos se ha disparado hasta dos, cuatro o seis veces más de lo que antes registraban los mismos medidores y las mismas instalaciones.
Los usuarios refieren que el incremento realmente desmedido y por lo mismo escandaloso en los costos por el consumo de energía eléctrica, ante la afectación que ello representa por el disparo en el costo de vida derivado de la pandemia que nos flagela, constituye una práctica que por sus propias características está inclinando a la colectividad hacia elevados rangos de irritación social, que podrían originar problemas severos quebrantando los ámbitos de la estabilidad social, que incluso antes de los escandalosos cobros de la CFE, ya se han estado vislumbrando como resultado de la severa devaluación, que ya se registra primordialmente en los marcos del precario poder adquisitivo de las mayorías en éste, nuestro país.
Ayer escuchamos referir que los “escandalosos incrementos registrados en el cobro de energía eléctrica” claramente detectados en la región central veracruzana, podrían constituir una práctica no meramente regional, sino con dimensiones nacionales y, que ello, aparejado al mayor consumo de energía por el uso del Internet en los equipos de cómputo caseros, que ahora son indispensables para la recepción de clases en los hogares, dado que por la pandemia los estudiantes no deben salir de sus hogares, son escenarios que se aprovecharon arbitrariamente en la CFE, para cobrar tres o cuatros veces más de lo que antes sufragaban determinados usuarios, referencias que por sí mismas siembran mayor irritación entre la colectividad y que, por razón natural, hacen pensar que transitamos por una pandemia en medio de un pandemonio.
Y es que resulta algo así como tétrico o infrahumano, que aparejado a una pandemia que obliga niños y mayores a mantenerse en casa para evitar el que se conviertan en un número más de camas hospitalarias, aisladas y con ventiladores para mantener la respiración, ahora se agregue “un ajuste” de impactantes dimensiones económicas por el consumo de electricidad, con incrementos que en algunos casos llegan a resultar cuatro, cinco o seis veces más de lo que se pagaba a la CFE antes del arribo a nuestras tierras del COVIT19, incrementos que no deberían de registrarse ni por un peso más, si para ello se tiene en cuenta el estado de emergencia por el que atraviesa México, así como os elevados y dramáticos nivel de urgencia, que precisamente por falta de ingresos registra la gran mayoría de la población mexicana.
No es apropiado que, mientras por un lado el precio de la gasolina se derrumba como efecto de las depreciaciones en el mercado internacional del combustible, en México pareciera que se pretende reponer parte de tales pérdidas (porque ello ya se piensa entre la población) incrementando los cobros en el servicio de Energía Eléctrica, sin rendir para ello ninguna explicación satisfactoria para el consumidor, quien se supone que como mexicano “es copropietario” de la Compañía Federal de Electricidad.
Cuando se registran tales escenarios que de una u otra forma alcanzar a generar daño al pueblo mexicano, en ocasiones recuerdo aquel juego de mi niñez, donde siempre de alguna forma se perdía, y a quien le correspondía aplicar el castigo le preguntaba al “merecedor” de la infracción: “Palo, pedrada, patada o zapatazo”…
Así podrían contemplarse en la actualidad a los mexicanos, que como siempre, las grandes mayorías que conforman las clases bajas de la sociedad, o sea, los que viven de la medianía hacia abajo, habrán de resultar siempre los mayormente afectados ante sismas pandémicos y financieros como los que actualmente se registran.
Muchos aún confían en que se girarán órdenes de arriba para que en la Comisión Federal de Electricidad, al igual que en otras áreas vinculadas con el bienestar de la colectividad, se suspendan acciones que conduzcan hacia el “encarecimiento” de servicios, pero sobre tales temas recurro otra vez a las expresiones de nuestros ancestros: “Sabrá Dios”.
Lo que se lee
Elevada preocupación debe de registrarse entre la población y el Gobierno del Estado de Veracruz, por el escalofriante incremento de contagios y fallecimientos, originados por los “pan-demoniacos” efectos del COVIT19 en tierras veracruzanas, región en la que se está demostrando que los contagiados van en acelerado y doloroso incremento, que incluso constituyen panoramas que ponen en dudas la efectividad de las acciones aplicadas por las autoridades, tanto médicas como gubernamentales, para frenar al coronavirus que prolonga la angustia y la preocupación entre una gran mayoría de veracruzanos… Y refiero que una gran mayoría porque los propios escenarios de comportamientos irresponsables para acatar las normatividades que permitan disminuir los efectos pandémicos, que se advierten entre diversos sectores de la población, hacen pensar que unos por necesidad y otros por necedad, voluntariamente se acercan a los ámbitos de contagio sin respetar normatividades, lo que nos está acreditando incremento en el número de afectados y crecimiento en el trágico renglón de pérdida de vidas.
Si no acatamos lo indicado y se intensifican apoyos para quienes por necesidad extrema no los pueden acatar, seguiremos marchando hacia los senderos de la mortandad con contundente y dramático extermino… Ahí la dejamos.