*Un libro, como un viaje, se comienza con inquietud y se termina con melancolía. Camelot.
Fiel a mi título de cronista de a pata, como dice Othón González Ruiz, después de una opípara cena, diría el clásico, donde nos reunimos toda la banda, menos la jefa Maty, que sufre una gripe, y después de los abrazos, sin poder tomar un pegue por prescripción médica, mientras tomas antibióticos no se puede, llegué a casa y vi la ciudad solitaria. Iluminada, pero con buen patrullaje policiaco. Un dron sobrevolaba la ciudad. Saldo blanco. Por la mañana, a las 8:30 de la madrugada caminé mi rutina para llegar al Orbe, al primer café del año 2023. Había buen tiempo, tiempo para mirar el esplendor de la Alameda y la calle Colón, ahora sin gente porque todos dormían, el músculo duerme. Los primeros madrugadores que llegaban a la Alameda al ejercicio, aparecían. Trotaban. El termómetro marcaba los 19 grados, y el sol comenzaba a aparecer, el Pico de Orizaba -desde donde logre verse en esta ciudad-, con la nieve al piso, alguien bendijo a esta ciudad cuando a ese Pico le llamaron Pico de Orizaba, así se le conoce en todo el mundo, desde la Patagonia hasta Chacaltianguis. Con mi frazada cubriendo la gripe que me tuvo atarantado casi 15 días, caminaba rumbo al Teleférico por la orizabeña calle Poniente 5, donde se ven las cúpulas de las iglesias San José y Dolores y allí frente a ese parquecito, donde hay una estatua de Porfirio Díaz, que mira al infinito, allí comenzaba la gente a hacer colas para trepar al Teleférico, la mayor atracción de la ciudad, y ya llegó Casavegas, donde todo es un cuento y hay que saber contarlo, y en este mes llega el Tobogán de la Montaña, otro espectáculo increíble de esta ciudad que no deja de tener buenos turistas. Un sobrino mío, el infante Gustavo, intentó hospedarse en el Orbe y lleno, se fue a un Holiday Inn y aquí pasó la Nochevieja con nosotros. Recordamos nuestro viaje a Cuba hace años y le dije que Cuba sigue igual que en 1959, cuando los barbones llegaron a sojuzgar a ese pueblo y empobrecerlo, a que tengan que formar colas para un pinchurriento vale de comida. El año comienza y uno debe mirar hacia las cosas del futuro. Terminar con los compromisos pactados el año pasado, el mío es dotar de libros a la zona indígena de Tzoncolco, a quienes los niños nos pidieron libros para iniciar su biblioteca. Ya les tengo los primeros 500 libros con sus anaqueles, y por ahí, aprovechando el viaje de la secundaria Quetzalcóatl también me pidieron una dotación de libros, que con gusto selecciono. «Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro», escribió el inmortal Federico García Lorca, poeta, dramaturgo y prosista español.
LA PRIMERA DEL AÑO
Me fui con una columna findeañera de la desastrosa autopista de paga de Capufe, y sus dilatadas casetas de cobro, que no tienen remedio, aunque el suplente del alcalde jalapeño, el senador veracruzano, Ernesto Pérez Astorga, que un día llegó como Juan Camaney y se ha reunido varias veces con el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) Orizaba-Córdoba, diga que van a ampliar los 20 carriles que hacen falta, no es cierto, mentiras van y mentiras vienen y la 4T sigue con este quebranto, me fui el 30 con una columna de esos aprietos y empiezo con ella porque el gran Manolete me comentó: “El ingeniero Miguel Valadés, que diseñó el Puente de la ICA, dijo que el Puente de la Barranca de Metlac estaba diseñado para cargar dinámica no estática, como tu mencionas en tu columna”. Otro lector, Herme Vázquez, escribió: “Ayer constaté lo que escribes sobre las casetas, un caos, lenta, el omelete que se forma es un asco. Fui a Oaxaca con buenas carreteras, casetas baratas, en Chiapas no se paga caseta, pero al llegar a Cosamaloapan se me borró la sonrisa, casetas caras y carreteras llenas de baches”. Y espérense el regreso de este puente de fin de año, será como ir al infierno, colas y colas se formarán. El senador Pérez Astorga, seguido declara que ya tienen la solución. Es más, sale en defensa del tortuguismo de Morena y la 4T y Capufe, en su defensa, expresa: “No es tan fácil hablar de un tema de reubicación porque hay fideicomisos de Banobras (Banco Nacional de Obras) ligados y se está tratando de buscar una solución”. Si la voluntad presidencial quisiera, ya estarían desde hace años haciendo la ampliación, la tienen sencilla pero no quieren gastar, solo les interesan los 8 o 10 millones que entran diario en el cobro de la 045 de Fortín, y los egresos que los vea el Diablo, o el góber que devuelve feliz dinero en los subejercicios. Estábamos mejor cuando estábamos peor, diría Monsiváis.
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