Fotografías: Eric Taladoire
La gastronomía francesa goza de un prestigio internacional, tanto por sus productos como los quesos y el vino, como por sus platillos regionales como el cassoulet y la choucroutte de los que ya hemos hablado en esta columna.
París, como toda capital de cualquier país, concentra en ella los productos y platillos característicos de las numerosas regiones francesas, del sur, del norte, de los valles, de la montaña, del mar mediterráneo y del Atlántico.
Para darse una idea de la riqueza gastronómica de este país, una visita a cualquiera de los mercados parisinos nos proporciona imágenes de pescaderías, pastelerías, expendios de queso y de carnes frías, además de las coloridas frutas y verduras que se exhiben al aire libre. Un paseo frente a las vitrinas de estos comercios de productos alimenticios es una invitación al buen comer que hace que se le haga agua la boca al visitante. ¡Buen provecho!