Orizaba, Ver.- El norte del estado de Veracruz atraviesa una de las peores crisis agropecuarias de los últimos años, pues las lluvias extraordinarias, el desbordamiento del río Pánuco y los desfogues de presas han provocado severas inundaciones que mantienen bajo el agua miles de hectáreas de cultivos, dejando pérdidas millonarias y un panorama desolador para los productores, lamentó Ramón Pino Méndez, productor de maíz en la región.
En entrevista dijo que los daños son irreparables. “El desbordamiento del río Cazones y los desfogues de las presas han causado una emergencia sin precedentes. Se perdió por completo la cosecha de maíz, sorgo, soya y frutales que estaban listos para recolectarse”, lamentó.
Aunque el gobierno ha enviado algunos apoyos, los afectados aseguran que la respuesta es insuficiente frente a la magnitud del desastre. “El campo está en una situación crítica. No hay una estrategia clara ni recursos suficientes. Cada año enfrentamos más dificultades y menos respaldo institucional”, denunció Pino Méndez.
El impacto económico se suma a un problema estructural que el sector arrastra desde hace décadas: la falta de infraestructura hídrica y de políticas preventivas. Los productores coinciden en que el cambio climático, junto con la falta de mantenimiento de ríos y presas, ha intensificado los daños en comunidades agrícolas vulnerables. “Necesitamos un plan integral de recuperación que contemple obras de drenaje, reforzamiento de bordos y apoyos directos a los campesinos. De lo contrario, esta crisis se convertirá en un colapso productivo”, advirtió el agricultor.
Además, alertó sobre las consecuencias a nivel nacional: la pérdida de la producción local podría obligar a incrementar la importación de granos básicos, afectando la soberanía alimentaria del país. “Estamos importando cada vez más, y si esto sigue así, pronto dependeremos totalmente del extranjero para alimentarnos”, señaló.






















