*Virus de la violencia
*Desaliento agrícola
*Economía en riesgo
En la actualidad resultada válido el cuestionarnos e incluso discernir, sobre variados temas en torno a la pandemia que nos reprime y oprime, como lo son las experiencias de alerta que hoy registramos frente al coronavirus, al igual que como existen especialistas para diseñar estrategias médicas, tanto de prevención, como de contención, con la integración de equipos conformados con especialistas expertos en comportamientos virales, capacitados para dictar programas de emergencia que definan con puntualidad políticas y acciones, con el concurso de galenos y expertos en la materia, escenarios que de la misma forma hasta el momento no podría ser acreditada como exitosa, pero que se intentan imponer tal objetivo de eficacia en los marcos de tiempos y formas apropiadas, en un territorio complejo como el nuestro, de variadas tendencias creado por múltiples pueblos y grandiosas culturas indígenas, se intenta lograr “lo esperado” (si se corrigen yerros) decreciendo paulatinamente el número de pacientes originados por el aún “inexplicable” virus y… Si ello es posible de lograr como un nuevo “milagro mexicano”, pese a que mantenemos amplia vecindad con el país que, hasta el momento, ha encabezado el liderazgo mundial en número de contaminados y de muertos, por la misma pandemia que mantiene en jaque al mundo entero y en cuarentena a los mexicanos.
Optimistamente, hoy en algunos espacios del territorio nacional, de éstas tierras donde habitan “los mojados mexicas y colados centroamericanos” en la frontera del norte, ya se habla que la Cuarta Transformación estudia definir “tentativamente” la reapertura “paulatina” de tiendas, tienditas y tiendotas, así como restaurantes, almacenes, fábricas y bancos, al igual que oficinas en general en algunas regiones del país, en donde los especialistas médicos rindan testimonio que “bajo ciertas normas” pueden reactivar su economía, e incluso acudir a los templos y obviamente a los centros educativos y de enseñanza en lo general, cierto, evitando exageraciones y sin bajar del todo la guardia.
Dicen que en el marco de dicho anuncio se formalizarán, de un momento a otro, cada una de las regiones del país donde la pandemia no ha cobrado víctimas ni ha generado efectos de elevado impacto, a la vez, que ya no refiere registros de incremento en el número de afectados, sino por el contrario, va en decremento.
Tales exposiciones de autoridades en la materia y funcionarios de alto nivel, incluyendo al Presidente López Obrador y, en el caso de Veracruz, al Gobernador Cuitláhuac Gracia Jiménez, están originando una clara sensación de mayor tranquilidad entre la colectividad, pero lo mejor para todos es “que efectivamente” estén soportadas por la realidad, lo que será refrendado o desechado con el transcurrir de los días…
Claro que resultaría más desgastante, el obligarnos por la amenaza de contagio en el entorno, quedarnos “como estábamos”, o sea, en lo más posible encerrados en nuestros domicilios, tal y como hasta hoy nos mantenemos.
Sin embargo, son tiempos apropiados para evaluar que también adolecemos de otras debilidades que, con el transcurrir del tiempo, se han convertido (y testigos somos todos los mexicanos) en otras “pandemias” de lento pero persisten avance y, una de ellas lo es “la pandemia del estancamiento económico”… Años tiene que un viejo amigo me señaló: “No compañero, no estamos estancados, sino que vamos para atrás… ¿Será?… Me pregunto hacia mis adentros, pese a que la realidad se encuentra claramente en mis entornos.
Cada año los cortadores de caña, de café, de limón, de naranja, tepe jilotes, chayote, maíz, mangos, guanábana, durazno, manzana, aguacates, rábanos, calabazas, tabaco, chile y lo que usted compra en el mercado local, ganan proporcionalmente menos que en años anteriores y, es obvio por claro, que si antes proporcionalmente ganaban más los jornaleros, de la misma manera el ingreso para el campesino resultaba superior.
¿Por qué se demerita el mercado?… Ciertamente, debe reconocerse que, por un lado no se ha forjado en el país una cultura agrícola que diluya el monocultivo, para producir sin saturar los mercados, dando curso a la variedad en la productividad o sea, producir lo que se consume sin que se exceda en las cosechas que es, en principio. lo que abarata el producto, debido a que el campesino debe vender en tiempo y forma, pero el intermediario compra a quien le oferte más barato y, si se vence el tiempo pierde su producto.
La saturación del mercado “por sobre producción” es la frecuente trampa que atrapa al campesinado, pero las autoridades del ramo agrícola nada hacen en los últimos años, mejor dicho, en las últimas décadas, es más, en el caso de Veracruz desde el Gobernador Agustín Acosta Lagunes, uno de los más destacados gobernantes veracruzanos, poco se ha sentido desde el punto de vista productivo y de mejoramiento al ingreso de los agricultores veracruzanos, referencias de un mandatario estatal impopular por su carácter, pero brillante por su visión para bien del desarrollo integral en tierras veracruzanas.
Hoy transitamos en tierras jarochas también por una pandemia agrícola, que viene de atrás, no es reciente, pero precisamente por ese tipo de “pandemias de la improductividad”, que no se han erradicado de los campos veracruzanos y seguramente de otras partes del país, es que los colores partidistas de los gobernantes veracruzanos en los últimos cuatro años: El último de Javier Duarte (PRI), los dos de Miguel Ángel Yunes (PAN) y el que lleva el actual gobernador Cuitláhuac García Jiménez (MORENA), en los referidos contextos parecieran parte de lo mismo, lo que nos obliga a pensar que es una especie de “pandemia de la improductividad” lo que junto con la inseguridad, (otra de nuestras pandemias) más ha dañado a los veracruzanos en los últimos años.
Y así podemos referir otros escenarios pandémicos desde el punto de vista social y económico, sin poder excluir al del transporte de carga que tiende hacia la quiebra, afectado por el virus de la inseguridad y la violencia, en tales niveles que incluso se han generado saqueos a furgones del ferrocarril, al estilo de los asaltos sobre las vías que ejecutaban los bandoleros en el medio oeste norteamericano.
¿Cuánto tiempo habrá que esperar para, erradicar de verdad, al virus de la violencia que nos asecha y sigue cobrando víctimas?… La verdad, no disponemos los mexicanos de una fecha confiable, el temor es que se quede entre nosotros, como ha sucedido con las pandemias sindicales que han influido en el estancamiento de la educación, que presta sus servicios al pueblo en lo general.
Dicen los expertos que uno de los referentes determinantes que constituyen reflejo claro de avances económicos de un país, lo constituye la industria de la construcción, porque paralelamente al requerimiento de mano de obra que origina fuentes de empleo, la construcción de oficinas, bodegas y áreas industriales, así como casas, parques, puentes y caminos, apuntan sobre dinero circulante y activo, mismo que origina bienestar e impuestos para el desarrollo en lo general.
¿Acaso estimado lector, en su región registra la misma actividad de construcción que existía años atrás?… El estancamiento en la actividad de la construcción, es un factor que indica parte de la pandemia improductiva y financiera que ha sido creciente en México en los últimos años, porque ante la delincuencia, ante la ausencia de proyectos funcionales para el desarrollo integral, ante la desconfianza de inversionistas, ineficacia y abuso de autoridades, estamos más cerca de la obscuridad que de la luz iluminando el desarrollo integral y… Ésas características que privan en México provienen de tiempo atrás, persistiendo e incluso creciendo después de un año de anuncios hacia la transformación… Ahí la dejamos.