Fue construido durante el gobierno de Dante Delgado –cuando la reportera Yaretzi López y muchos de los pocos lectores de esta columneja aún no habían nacido– y desde entonces constituyó un timbre de orgullo para los veracruzanos. Pero, ¡qué mala pata!, sería en su momento uno de los pretextos principales para encarcelar al exgobernador, dizque por corrupción. Sí, una de las mejores y más exitosas obras, que obtenía importantes utilidades, fue utilizada en contra de su propio creador.
Como el gobierno actual ya no sabe de dónde sacar dinero para regalar aquí y en el extranjero (a Cuba, Venezuela, Nicaragua, etcétera), pues decide, por sí y ante sí, apoderarse del Acuario y todo el jugoso negocio que conlleva.
Esta desbocada repartición de marmaja a diestra y siniestra para aumentar la popularidad presidencial nos recuerda las famosas “pirámides” que se pusieron de moda en los años 80 y 90, en Xalapa, hasta que se llegó el día que a los vivillos organizadores no les alcanzó la lana para pagar las estratosféricas utilidades prometidas a las ilusas personas que invirtieron sus ahorros en las atractivas tandas. Así les pasará a los de la Cuatroté. Se les agotará el presupuesto, si no es que ya ocurrió y por ello están echando mano de donde pueden.
Ojalá no sea este el principio del fin del hermoso Acuario de Veracruz, que al pasar a manos del gobierno quizá se convertirá en mal negocio para el pueblo y en jugoso botín para funcionarios voraces e ineptos.
Diversos sectores sociales han levantado su voz de protesta por este atraco oficialista. Para quienes lo ignoran: el Acuario había sido administrado desde su fundación por un fideicomiso conformado por personas honorables, miles de turistas lo visitan cada año dejando millonarias ganancias que son reinvertidas en su mantenimiento y todavía queda una buena cachera. Esto despertó la ambición del gobierno y este lunes simplemente extinguió el fideicomiso, o sea, de un decretazo lo desapareció.
Así, el Acuario será manejado ahora por el gobierno que, dicho sea de paso, siempre ha sido un pésimo administrador. Destruye todo lo que toca.
La mala noticia es que a pesar de las fundadas protestas de la sociedad, no habrá marcha atrás, porque así son de empecinados los de la CuatroTé. Cuando deciden algo, no hay poder humano ni divino que los haga retractarse.
La esperanza es que, ojalá, el Acuario continúe funcionando como hasta ahora o que mejore por el bien de Veracruz y de quienes lo visitan, aunque los millones de pesos de ganancias anuales vayan a parar a los bolsillos de sepa Dios quiénes. Tal vez el dinero sólo cambiará de manos y nunca sabremos a ciencia cierta en qué se utilizará.
Yaretzi y este escribidor tenían planeado visitar Veracruz este fin de semana y recorrer el maravilloso Acuario para admirar la infinidad de especies acuáticas que lo engalanan. Esperemos que esté abierto este emblemático sitio turístico.