Italia, en los años cuarenta es escenario de una guerra muy particular: la lucha de Resistencia de los partisanos italianos contra los fascistas de Mussolini y los alemanes de Hitler, en un país recientemente unificado por Garibaldi y el rey Victor Manuel II.
Como gobernante, Mussolini logró realizar obras y programas que, aunque a fuego y sangre, ciertamente beneficiaron a italianos depauperados por otras guerras, catástrofes naturales, pandemias (malaria) y un régimen feudalista. Sin embargo, el extremo de su gobierno totalitario, que llegó hasta a promover invasiones en África, se dio en 1937 al pactar con la Alemania de Hitler y su nazismo. Ese pacto duró hasta que Mussolini fue depuesto (1943) y los italianos antifascistas se enfrentaron a los propios alemanes en una especie de «guerra amiga», en la que una parte de la población aplaudía la alianza y otra se organizaba, con muy escasos recursos, en una Resistencia protagonizada por los partisanos. Este es el escenario en el que se desarrolla la novela El jardín italiano, de la escritora Alyson Richman.
La historia narrada se inicia precisamente en octubre de 1943, cuando una chica violonchelista llega al pequeño pueblo de Portefino y es retenida por soldados alemanes. Se llama Elodie Bertolotti, pero sus nuevos documentos la identifican como Anna Zorzetto. Elodie viene embarazada de Luca, un joven partisano que ha sido asesinado por los alemanes. Cuando el nazi la empieza a interrogar, escucha el grito ¡Prima! ¡Prima! que le dirige un joven italiano desconocido. Esto la salva de un peligro inminente.
Elodie sabe que su vida está en grave riesgo. Su padre, destacado violinista de Verona, ha muerto un mes antes, víctima de los fascistas «camisas negras». Él la ha inspirado, formado y apoyado en su vocación de chelista y le ha proporcionado un valioso instrumento que ella toca con singular maestría y pasión. Ese chelo ya le ha sido confiscado a Elodie cuando, en uno de sus viajes a Mantua, es detenida por soldados alemanes, quienes sospechaban de sus actividades clandestinas.
En efecto, herida por la muerte de su padre y por invitación de su amiga Lena, ha participado activamente con los jóvenes miembros de la Resistencia, en Verona, llevando a otros partisanos mensajes encriptados en sus partituras. Elodie, Lena y otros amigos suyos se reúnen en la librería de Luca y allí preparan los mensajes y en el interior de libros esconden armas que son enviadas a sus compañeros de lucha.
En una de las escaramuzas en que los partisanos enfrentan a los nazis, Luca, su hermano Rafaelle y otros compañeros son muertos. Esto pone en mayor peligro a Elodie y a su madre Orsina, quien decide refugiarse en Venecia, de donde es originaria.
Cuando Elodie, bajo el seudónimo de Libélula, en una de sus misiones a Génova portando un mensaje cifrado, presencia que el destinatario (Lobo) ha sido prendido por los alemanes, decide no regresar a Venecia. Se embarca en un pequeño transbordador que se dirige a un pueblo costero de Liguria: Portofino.
Sin su violonchelo, embarazada, sin un refugio al cual acudir, llega al pequeño pueblecito en cuyo muelle se da el encuentro fortuito y milagroso con aquel joven que la ha salvado de las garras nazis.
Elodie acepta el hospedaje que le ofrece su salvador, quien se identifica como Angelo, es médico, y como tal, atiende a un militar alemán enfermo de diabetes. Elide oculta tanto su embarazo como sus actividades clandestinas y Angelo no la interroga, respeta su dolor y le proporciona calladamente su pequeña morada. Allí permanece Elodia unos dos meses, hasta que el embarazo no puede ser disimulado y arriesga evadirse para regresar con su madre a Venecia. Sin embargo, en el camino es detenida y llevada ante el kommandant alemán, quien también es aficionado a la música. Cuando Elodia, a instancias del militar, está interpretando un concierto de Boccherini, llega Angelo a asistir al nazi y este le permite que se lleve a Elodie, a quien hace pasar como su prima.
En su pequeña casa, Angelo y Elodie intercambian sus historias. Angelo le explica el misterio que encierra su clausurada habitación marital: el techo y las paredes están tapizadas de cartas. Son las misivas que él escribió a su esposa Dalia, fallecida al dar a luz a su hijo cuando Angelo se encontraba herido en África. Por su parte, Elodie le narra todo su devenir en sus 17 años de vida.
Y así, ambos encuentran que esa conjunción de vidas son un capítulo que el destino ha escrito y que les abre las puertas a una prometedora vida en común.
La novela, producto de una detallada investigación, está basada en hechos y con personajes que forman parte de la historia de ese crudo tramo de la vida italiana.