*Oh el poder, ese poder que obnubila a los inteligentes. Camelot.
Peripla el presidente Peña Nieto por los canales de televisión. Ayer le tocó estar con Denisse Maerker, hoy con Ciro Gómez Leyva y quizá mañana TV Azteca y, en observancia, saber si se atreverá con Carmen Aristegui (CNN) y Jorge Ramos (Univisión), dos puntillosos críticos. Da sus últimos coletazos, defiende su postura y se sincera en sus fracasos. De aquel al que la revista Time lo definió como el gran reformador de México, y le tituló “Saving México”, al presidente que se va vapuleado y con la cola entre las patas, con su partido en el tercer lugar a punto de extinguirse, con la menor aceptación que haya tenido un presidente de México (75% en contra), ha llovido desde entonces. Intentó Denisse apretarlo, pero no tanto, no olvidemos que este es un sistema presidencialista y siempre el presidente es el presidente, así ande de capa caída. Habló de la Casa Blanca y del error de haber metido a su esposa a declarar ante el público, cuándo era un asunto de gobierno y de imagen presidencial; de sus cuates en las obras públicas, el mismo que tuvo que retirarse de las obras que venían, aunque luego agarró otras. Muchas cosas se dijeron. Algunas faltaron. Odebrecht y Lozoya y el del socavón. Tocó lo de Ayotzinapa, un caso que va a abrir el presidente electo. Habló de los dos Duarte y de Borges, aquellos jóvenes gobernadores a quienes llamó la nueva generación de priístas, que salieron muy tentones, y que dos están en la cárcel, y el otro protegido huyendo. Un presidente que inició como gran reformista y terminó en el repudio de su pueblo, al menos así se lo demostraron al votar en contra de su partido.
AUN MAS
Cuando esa entrevista se daba, aunque fuera grabada en Palacio Nacional, en el PRI había una rebelión. Sucede que Claudia Ruiz Massieu, como un último coletazo presidencial del grupo Atlacomulco, le enviaron la señal como se acostumbra en ese partido, desde Los Pinos, y la ratificaron entre amigos, con los desprestigiados Emilio Gamboa Patrón y René Juárez Cisneros y los sempiternos dirigentes, que no convocan ni a su familia. Un irreverente se plantó ante ellos y les exhibió una lona grande en protesta, decía: “Peña entrega presidencia. Ahora que libere al PRI”.
UNA DE DUARTE. Muchas notas sacudieron el entorno. Escribo esta muy de mañana. A las 12 del día el gobernador Yunes Linares dará unmensaje sobre el tema. La de Javier Duarte de Ochoa, a quien la PGR, tomando el fallido caso de la maestra Elba Esther Gordillo, la PGR ya no quiso fincarle el delito de Delincuencia Organizada, difícil de probar, y le dejó solo el de Asociación Delictuosa. Muchos opinan y creen que ocurrirá igual quecon la Gordillo. Que Duarte saldrá pronto en libertad, para alcanzar a Karime y a sus hijos en el extranjero. Como de leyes sé lo mismo que de la física cuántica o de Teoría de la Relatividad, o sea, nada, pregunté al abogado penalista, Jorge Reyes Peralta, el Perry Mason veracruzano, porque había noticias perturbadoras de que JDO podría llevar el juicio en libertad bajo fianza. Me dijo que “lo veía complicado, simplemente por la cuantía de la fianza, y por otra parte debe decidir Guatemala por las acusaciones locales, entre ellas, “desaparición forzada”, ese delito hasta hoy a los detenidos se les tipifica como delitos ‘graves”. Aunque en asuntos políticos, diría yo,en México todo puede suceder.
UN CARDENAS A MI LADO
Ayer, entre los nombramientos que dio el presidente electo, brotó el nombre de Lázaro Cárdenas Batel (lázalo, lázalo que se te va). Un nieto del gran Lázaro tenía que estar allí, cuando el hijo, Cuauhtémoc, declinó estar a su lado. Un día, en una gira con el gobernador Fidel Herrera Beltrán, a Washington, platiqué un poco con él, allí al pie del Washington Center, donde ejercía la cátedra de Maestro, en una tarde de frio invernal, un frio que calaba todo y hacia apretar aquellito. Lázaro se había ido a refugiar allí porque los narcos lo habían amenazado, acababa de dejar el gobierno de Michoacán y más valía salir por piernas. Hoy lo reintegra Andrés Manuel como coordinador de asesores, un nuevo reclutamiento, porque el padre no aceptaría ir, eso nos lo dijo en una cena en casa de Manolo Fernández, hace unos meses en Xalapa, adonde fue a presentar un libro. El hijo no, pero tiene en su galería de funcionarios al nieto de aquel gran Lázaro Cárdenas del Rio, el que arrebató el petróleo a los americanos y a los ingleses al grito de, se rebelaron, pues ahí les va la mía, y les aplicó la ‘cuauhtemiña’. Les dio posesión el presidente electo ante tres figuras míticas y señeras, que lo miran para que se porte bien y no le falle al pueblo, la de Benito Juárez, Francisco I Madero y Lázaro Cárdenas, con esa tercia para que quiere póker. Lázaro es presidente laureado, aquí exhibo una invitación del presidente de la diputación de Barcelona, totalmente en Catalán, donde el hijo, Cuauhtémoc, va en septiembre a un homenaje a su padre, por aquella odisea de abrir las puertas a los exiliados españoles, cuando cayó la República y Franco los correteaba por doquier. En la cruenta y dolorosa Guerra Civil (1936-1939).
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