María de Medicis, madre del rey Luis XIII edifica en 1612 el palacio de Luxemburgo. Se le da ese nombre porque el duque Piney-Luxembourg le vende los terrenos. La reina contrata al arquitecto Salomon de Brosse y al pintor Pierre-Paul Rubens para la decoración. Durante la Revolución, en 1789, el palacio se convierte en prisión y actualmente es la sede del Senado francés. La sala principal fue terminada en 1807 y alberga 348 senadores que se reúnen martes, miércoles y jueves.
Este monumento no se encuentra abierto al público, pero pudimos visitarlo gracias a las ‘Jornadas del Patrimonio’ de las que ya hemos hablado en esta columna. El público tuvo entonces la oportunidad de pasearse por la famosa Sala del Libro de Oro, la capilla y sobretodo la magnífica biblioteca cuyo techo fue pintado por Eugenio Delacroix. Se trata de una sala de 52m por 7m con siete ventanas orientadas hacia los jardines del palacio cuya vista es una maravilla.
El edificio está circundado por un parque floral cultivado bajo las órdenes de María de Medicis para su esparcimiento personal. Actualmente el Luxemburgo es un espacio público que se extiende sobre 23 hectáreas de las cuales 21 son accesibles al visitante que puede disfrutar todos los días de este pulmón verde en pleno centro de París.