En el municipio de Medellín de Bravo, Veracruz, se encuentra el sitio excepcional de La Joya, un ejemplo único de arquitectura de tierra, con pirámides, un juego de pelota y otros vestigios. El sitio ha sido el objeto de investigaciones y de conservación desde 2004 por la Dra. Annick Daneels, de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Curiosamente, las únicas investigaciones previas habían ocurrido en el siglo XIX, por parte de un médico del ejercito francés en el tiempo de la guerra de Intervención. El Dr. Jean Baptiste Fuzier era encargado del hospital militar del puerto de Veracruz, donde trabajó durante 5 años. Además de las víctimas del vómito negro y de uno que otro herido, se dedicaba a curar sin discriminación los habitantes enfermos, lo que le valió el reconocimiento de la población veracruzana y el apodo de “Doctor Corazón”. Eso le permitió andar por todo el estado, sin riesgo personal en medio de los combates.

Le fascinaba el arte prehispánico y dedicó su tiempo libre a pintar acuarelas de diferentes piezas arqueológicas, dejándonos un manuscrito ilustrado con 551 dibujos de 378 piezas. Entre ellas figura por ejemplo una cabeza monumental olmeca de Tres Zapotes. En esta época, se estaba construyendo el ferrocarril de Veracruz hacia México y el campamento de los trabajadores se encontraba en Medellín. En sus paseos, Fuzier se percató de la presencia de varios montículos en la zona de El Tejar, que identificó correctamente como prehispánicos. Llamó principalmente su atención el edificio de 22 m de altura que llamó “Gran Teocalli”.

Decidió levantar un mapa del sitio y excavar para verificar sus deducciones. El plano del sitio que nos dejo es muy correcto, considerando que él no era arqueólogo ni topógrafo. Hizo varios pozos y encontró en sus excavaciones unos 46 objetos, entre ellos una ofrenda de cuatro figurillas extrañas dispuestas en un cuenco. Casi todos los objetos que descubrió se encuentran presentemente en museos de México.