David Martín del Campo

El Tema

Como tómbola de feria, pareciera que el azar lo decide todo… ¿Qué salió? ¿El Rey de Oros? ¿El As de corazones? Así los días de este invierno que expira. ¿Cuál ha sido el tema preponderante? ¿De qué habla la gente? ¿Cuál el asunto por el que se desgañitan los locutores?

Como trasfondo de todo asoma el virus de Wuhan, bautizado como “coronavirus”, que lentamente evoluciona para convertirse en la pandemia por el que será recordado este año. Es el tema que saltó a las agencias informativas un mes atrás, con su cauda morbosa de letalidad, y que empieza a ser tomado en cuenta ahora que está significando una pérdida en las estimaciones del crecimiento económico de China y –por lo mismo­- del resto de mundo.

El segundo tema ha sido el avión. Nadie sabe qué hacer con él, dónde resguardarlo, cómo seguir financiando su mantenimiento cuando que, bien a bien, no se sabe a quién pertenece. Y como todo lo que tocó el Diablo está condenado, el avión presidencial “que ni Trump posee” fue el tema socorrido para inaugurar el año. Sí, “rifarlo” para que de ese modo hubiera recursos extras para financiar políticas de atención popular. Y como el tema corría el peligro de transformarse en una paparruchada (¿y si me lo saco, dónde lo estaciono?), surgió la idea salomónica de dar el asunto por finiquitado. Esto es, cortar por lo sano y que en una merienda de chipilín con atole, los currutacos ahí convidados pagaran la cuenta con propina de seis ceros.

Temas, temas. Como el de las dos víctimas de feminicidio que escandalizaron a la sociedad: el de Ingrid Escamilla, quien fuera brutalmente descuartizada por su marido, y el de la pequeña Fátima Cecilia, quien fuera inmolada luego de ser ofrecida a su victimario como “novia” para satisfacer sus perversiones demenciales. Ambos casos no hicieron más que acrecentar la hoguera de justa indignación feminista que recorre el país, y que más bien pareciera el capítulo inédito de la más cruel novela dostoievskiana. ¿Es que cabe tanta maldad en la mente de un hombre? ¿Matar a la esposa y arrojar sus pedazos por el drenaje? ¿Raptar a una niña para ser entregada a un personaje de absoluta perversión satánica?

Son temas del año que tan tristemente inicia. Tal ha sido la aprehensión de Emilio Lozoya, ex director de Pemex, en una mansión de lujo en Málaga, luego de haber permanecido prófugo durante meses, al parecer en territorio ruso. La policía española obedecía a una orden transmitida por interpol, y el proceso de extradición podrá prolongarse algunos meses mientras las partes ajustan los puntos de la acusación por adquirir (por parte de Pemex, durante su gestión) de una “planta chatarra” de fertilizantes en Coatzacoalcos, así como los astilleros “Hijos de J. Barreras”, en Vigo, de igual condición.

Eso lleva al tema de temas, que ha sido el triunfo de Donald Trump ante su pretendido enjuiciamiento por las labores de espionaje ruso para “cargar” los dados en las elecciones presidenciales de 2016. Ahora invicto, míster Trump se yergue como seguro vencedor en las elecciones del año próximo, y que le asegurarán otro cuatrienio de embustes y xenofobia aparejados de un cierto crecimiento económico.

El tema de fondo, sin embargo, es el trepidante feminismo que ha tocado todas las instancias de poder. Las calles, la UNAM, las puertas mismas de Palacio nacional. De ahí que el próximo lunes 9 de marzo, se haya convocado a una Jornada sin Mujeres (“el 9 nadie se mueve”), equivalente a lo que antes se denominaba “huelga de brazos caídos”. La ausencia de mujeres (y niñas y funcionarias) en escuelas y oficinas, deberá ser asimilado como un punto de quiebre en la sociedad mexicana… toda vez que el movimiento haya sido injustamente calificado de “manipulado por la derecha”.

Pero entérense de una vez: el tema de fondo son las elecciones de 2021, por lo que no sería tan extraño que un importantísimo personaje del anterior gobierno llegase a pisar, aunque fuera temporalmente, la prisión cautelar. Un castigo ejemplar a la “corrupción de antes”. Será, pues, el tema de fines de año.

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