Félix Z. Longoria (1920 –1945) fue soldado en el ejército norteamericano durante la segunda guerra mundial.
Oriundo de Three Rivers en Texas, trabajaba como chofer de camiones en Corpus Christi, donde vivía con su esposa y su hija de cuatro años. En noviembre de 1944, se enlistó en el ejército, y al terminar su entrenamiento, lo mandaron a Filipinas donde llegó en junio de 1945. Apenas dos semanas después de su llegada, su pelotón cayó en una emboscada japonesa, y Longoria murió. Sus restos sólo fueron identificados en 1949 y devueltos a su familia en Estados Unidos.
Cuando su esposa recibió sus restos, quiso naturalmente darle una sepultura cristiana, y se dirigió a la empresa funeraria local de Three Rivers, donde rehusaron organizar el velorio y sepultarlo en el panteón local, reservado a los blancos. La viuda y su familia pidieron la ayuda del Dr. Héctor García, un especialista de los asuntos militares de los chicanos, quien recibió la misma respuesta.
Furioso, este último mandó cartas a las autoridades locales para protestar contra este racismo, y muy pronto recibió una respuesta del entonces senador de Tejas, Lyndon B. Johnson, quien contestó de inmediato, proponiendo que los restos de Félix Longoria fueran sepultados en el prestigioso cementerio nacional de Arlington, en Washington. La ceremonia tuvo lugar el 16 de febrero de 1949, en presencia de la familia y hasta de un representante del presidente de los Estados Unidos.
Esta ceremonia oficial constituye una victoria para el movimiento chicano del Dr. García, y un reconocimiento merecido para Félix Longoria. Pero no quita nada al racismo ordinario que imperaba entre los habitantes de Three Rivers, hasta en el panteón.