Cuando la política y la ley chocan, la ley es la que sufre. Camelot.
Jorge Winckler Ortiz, abogado de 50 años, un buen abogado, un día tuvo la mala suerte de ser designado fiscal del estado de Veracruz en tiempos de Miguel Ángel Yunes Linares, en aquellos tormentosos días en que los fiscales llegaban amparados por el gobernador que entraba. Lo designaron 9 años, pero sabíamos todos que eso era imposible. Había ganado la gubernatura Morena y con Cuitláhuac García Jiménez, desenterraron las hachas y se fueron a cortar las cabelleras de los enemigos, que no adversarios, en la noche de los cuchillos largos. Su salida se veía inminente. Llegaron los nuevos y en las pocas mesas de seguridad en que participaba, lo cachaban al entrar y sus escoltas eran dejados en la puerta. Los vientos del infortunio habían llegado a su madriguera. Muchos amigos le decían que renunciara, y dejara paso a eso. Amparado por el Congreso local, Winckler tenía su apoyo legal. Pero llegó el día de la derrota, no solo lo destituyeron, mandaron a detenerlo por cualquier delito que se les ocurrió. Como lo han hecho con cientos de veracruzanos, como Rogelio Franco Castán, a quien le aplicaron esa cosa llamada ‘faltas a la autoridad’, o como a Tito Delfín Cano, ex alcalde de Tierra Blanca, o a José Manuel del Rio Virgen, dantista y monrealista, que ni siquiera con el apoyo de ese par logró salir de la cárcel hasta que a Cuitláhuac se le ocurrió, o la misma ex alcaldesa Viridiana Bretón Feito, o la jueza que Dante ahora lleva de candidata. Asegura el abogado Mundo Arriasa que Cuitláhuac tiene a 2500 presos políticos, como en Auschwitz, o como en Rusia, donde Putin acaba de matar al disidente Alexei Navalni, creando una condena mundial, de todos, menos de México donde aquí quieren bien a cubanos y rusos. Pues Winckler les volvió a ganar otra batalla legal y salió libre por orden de un juez, pero, al salir ya le tenían su orden nueva de aprehensión y entonces lo trasladarían a Pacho Viejo, la cárcel del Gulag veracruzano. El motivo: desaparición forzada y secuestro, pero pueden ser por los delitos de: Me-miraste-feo, No-te-entumas o quítate-ya-de-aquí-perro-lanudo, como la canción, o Aquí-solo-mis-chicharrones-truenan. Esta historia seguirá repitiéndose, Winckler saldrá el día que estos abandonen el gobierno. Si gana Pepe Yunes, saldrán disparados con boletos hasta la luna.
LAS TRES CANDIDATAS
El mundo ahora es de las mujeres. Una de ellas será presidenta del país, porque el candidato que agarra por su cuenta las parrandas, el de Dante, el Fosfo Fosfo Chupamaro, ese ni baranda va a tocar. La marcha del domingo reveló que esa contienda será reñida. Pero iba al Distrito XV. Que es el de Orizaba y pueblos aledaños, como los pueblos de Pedro Páramo, “Hay pueblos que saben a desdicha. Se les conoce con sorber un poco de aire viejo y entumido, pobre y flaco como todo lo viejo”. El décimo quinto distrito electoral federal de Veracruz lo forman los municipios de Alpatláhuac, Atzacan, Calcahualco, Coscomatepec, Ixhuantlacillo, Ixtaczoquitlán, Mariano Escobedo, Orizaba, La Perla y Río Blanco. Allí van a caminar y batallar tres mujeres: Letty Hernández Miranda, del partido MC, Karla Canales Reyes, del PRI y su Alianza y Corina Villegas Guarneros, de Morena y sus aliados. Dos de ellas van por la corona que posee Corina Villegas Guarneros, quien busca la reelección al ser diputada federal desde 2018. Aquel Sufragio Efectivo, no reelección se lo pasaron por el arco del triunfo, y ahora pueden pedirlo, quién sabe si lograrlo, porque será el electorado quién decida.