Acertijos

HECHO EN MEXICO

Columna Acertijos de Gilberto Haz

Cuando se descubre quiénes somos y qué hacemos. Camelot.

México le ha aportado al mundo, el maíz, cacao, tortilla, aguacate, televisión a color por el ingeniero González Camarena, la píldora anticonceptiva, concreto traslucido, la tridilosa, inventada por Heberto Castillo, tinta indeleble, flotadores de baños, tequila y agave, y muchas cosas más. La vainilla, que en Papantla se da, el amaranto, chile, tomate verde, nopal, cacahuate, flor de Nochebuena, papaya, mamey, tejocote, calabaza, en animales el guajolote. Atrás quedaron los años cuando llegaron los españoles en la Conquista de México y venían montados a caballos, que los indígenas aztecas no conocía, pensaban que era un Centauro, como lo decía la mitología griega, que ellos nunca estudiaron.

Los tres productos más exportados este año fueron el aguacate, la cerveza y carne de bovino. Por aquello de los aranceles y el no-te-entumas.

Comento esto de Hecho en México, porque la presidenta Claudia Sheinbaum y su carnal Marcelo Ebrard, lanzan al mundo hoy una promoción de que Lo Hecho en México está bien Hecho, como hubo campaña antigua y anda por allí un símbolo de Hecho en México. La idea es que los americanos, porque estas campañas son para Florida y otros estados como California, se den cuenta del impacto que tienen no solo sus armadoras americanas, que todo lo que se envía va para allá.

PASQUINO

Los viajes suelen llevarle a uno por caminos a veces irreconocibles. Se descubre siempre algo nuevo en el andar diario. Lugares de vanguardia o viejos que han servido para que la historia nos acompañe en cada caminar. Estoy parado en Roma, Italia, frente a la estatua de Pasquino. Decía el escritor Carlos Fuentes, que él era enemigo de las estatuas, porque solo sirven para que las caguen las palomas. Muy cierto. Ahora mismo, en Roma, que tiene más estatuas que nadie, veo cientos de ellas todas cagarruteadas. Pero estoy con Pasquino. Cuenta la historia que es un personaje sacado de la Ilíada. Fue descubierta en 1501. Dice también la historia que un sastre todo encabronado con la autoridad, fijó un anónimo y lo pegó en la estatua de Pasquino. Le vieron otros hacer eso y se pusieron a hacer lo mismo. A pasquinar. En el término moderno se les llama pasquineros a algunos de los cagatintas que hacen una hojita de diario o ahora en Internet y se dedican a repartirla, sin importar a quien agredan o blasfemen. De allí, de esa estatua romana nació el término pasquinero, que mucho deshonra a este oficio de por si no muy honroso. Aseguran que es un icono de la libertad de expresión, a los pies de la estatua se fijan los carteles de críticas, y alguna vez llega algún despistado y deposita versos. Cuando la vi por primera vez, tenía pegotes de reclamos, la gente aún sigue esa ruta por conservar la tradición, aunque ahora haya diarios como L’Osservatore Romano o Il Messaggero de Roma. Pasquino es una estatua siempre fiel, que sirve para los reclamos.

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