*Consolidación de AMLO
*El indolente despilfarro
*La minoría privilegiada
Muy en cuenta se debe tener por parte de quienes transitan en los marcos de las evaluaciones y análisis de ámbitos políticos, que a escasos 45 días de arribar al primer aniversario del Gobierno de la Cuarta Transformación, en las últimas mediciones sobre el nivel de popularidad que atesora el Presidente Andrés Manuel López Obrador, ronda en la impresionante cifra del 70 por ciento, característica que no tiene antecedente en la historia moderna del país.
Pero paralelamente a tales resultados, debe agregarse que, nunca antes en los últimos sexenios, un Ejecutivo de la Nación había sido blanco de la impresionante cascada de señalamientos difundidos en su contra, en prácticamente la mayoría de los medios de información, incluyendo en ello los impactantes espacios en las modernas redes de Internet, situación que, ante los resultados de encuestas, por sí mismas refieren la solidez que priva entre la colectividad, en torno a los niveles de aceptación del Presidente de los mexicanos.
E incuestionablemente tales evaluaciones, que claramente se encuentran plasmadas y refrendadas en los sondeos de opinión, obligan a reflexionar en dirección hacia diversas argumentaciones, aceptando en principio (aunque duela) que todo lo que cotidianamente se ha difundido en los medios de comunicación, con evaluaciones desaprobatorias en torno a las acciones y efectos de la Cuarta Transformación, no ha generado reacciones negativas que resulten significativas en el conglomerado social, porque en primer lugar ha decrecido el interés de las mayorías en las argumentaciones de los analistas y los textos de los reporteros, al tiempo de agregar a ello que los sectores más numerosos de la colectividad, no están interesados en prestar atención a lo que se informa y, mucho menos a lo que se reflexiona sobre los escenarios actuales del país.
Pero paralelamente a ello existe una característica, con mucho mayor peso, que priva para el tema en referencia entre el pueblo de México, misma que consiste en el fastidio, en el hartazgo hacia administraciones municipales, estatales y federales, que han transitado en las últimas décadas en los indolentes escenarios del despilfarro, del saqueo, de la simulación, de la ineficacia, del cinismo y de la clara e insultante injusticia generalizada, tanto en lo judicial, como en lo social, lo económico y lo político.
Bajo tales causas y sus consecuentes efectos, Andrés Manuel López Obrador, no es contemplado precisamente como “un salvador del país”, se equivocan también quienes piensan que las mayorías nacionales lo contemplan como el hombre perfecto y limpio de culpa, de ninguna manera es así, lo que las mayorías refieren en un nivel del 70 por ciento de la colectividad nacional, es que el actual Presidente dejó tendidos en la lona del escenario nacional, a los grupos de poder económico y político del presente, que de muchas formas, incluso en contra de los intereses fundamentales del país, fueron arropados por el PRI, por el PAN, por el PRD y por todos los demás que formaron parte de la misma comparsa.
Nos duela o no, ese es para referirnos en lenguaje coloquial, “el fondo de la olla” y, el yerro, el error que sistemáticamente refrendan los diversos colores partidistas, es emprender con clara obviedad acciones para desacreditar a quien representa, insistimos, una especie de inquisidor que, con todo y sus efectos negativos en renglones como el económico y la inseguridad, no cede ni un milímetro en sentenciar como nefastos a quienes, por vía del neoliberalismo, heredaron inseguridad, improductividad, desempleo, así como enormes y vergonzantes diferencias en el nivel de vida entre las mayorías y las privilegiadas minorías.
El sector electoral mayoritario que constituyen esos núcleos de población que subsisten con agudas necesidades, con razones o sin ellas, responsabilizan al PRI, PAN, PRD, VERDE y demás, de ser causantes del México actual, donde priva la inseguridad, los elevados márgenes de pobreza, los escasos salarios para vivir con propiedad, en contraposición con los niveles de abundancia de quienes por décadas, de manera directa o indirecta, han convivido en los entornos del poder.
Para tales sectores demandantes de mejores niveles de vida, López Obrador, con antecedentes o no de vivir en rangos de abundancia, se labró la imagen de se ser y conformar parte de ese sector marginado, en ese contexto conformó “La Cuarta Transformación” al tiempo de extender la mano para hacer llegar recursos “del dinero del pueblo” a todos los ancianos, sin ninguna distinción de condición social o partidista, extendiendo sus programas de reparto de la riqueza del pueblo hacia jóvenes que aspiren a la capacitación laboral, así como a los campesinos que respalden la reforestación y a las juventudes que estudian, agregando a todo ello muchas otras acciones de asistencia social, que incluso por sus características han originado polémicas de significativas dimensiones.
¿Qué nos trasladamos del liberalismo al populismo?… Ni dudar que es una realidad, pero al final del día las mayorías que reclamaron y votaron por el cambio lograron su objetivo… Hoy México está tomando otros senderos que, para algunos es incorrecto, para otros resulta acertado, pero las propias encuestas refieren que el 70 por ciento aprueba lo que se dice y lo que se hace y, ello, otorga contundencia a las reflexiones aquí expuestas.
Más allá de aciertos o desaciertos en los marcos de la Cuarta Transformación, es lo distinto, lo diferente y la clara cercanía con los que menos tienen, lo que ha fortalecido al nuevo Gobierno del país, porque precisamente el cambio ante el hastío fue el reclamo popular y, en ese contexto, el cambio se está ejerciendo.
Casi al final del primer año del sexenio, obligado es reconocer que el Gobierno del Presidente López Obrador, logra lo que ningún otro gobernante ha consolidado en las últimas décadas, alcanzar al año de su administración una popularidad impresionante del 70 por ciento, que es certificada como firmemente acreditada, pese a las críticas que en su entorno persisten y seguramente persistirán… Cosas veremos mío Cid.