Estuve platicando con mi amigo el Contador Público Oscar Silva Morales, jefe de departamento de afiliación y vigencia de la subdelegación Orizaba. Todo el tiempo el IMSS trae programas diferentes para apoyar a la población que a la fecha no goza de seguridad social.
Parece que el IMSS quiere tener más y más afiliados, aunque no siempre tiene la capacidad para atenderlos. Eso me suena extraño, pero por el otro lado, me gusta la idea de que haya más afiliados en la zona Córdoba-Orizaba, porque eso permite que los organismos empresariales soliciten en cada ciudad una clínica más. Y si no la solicitan, se están durmiendo en sus laureles.
La visión de Oscar, es que la seguridad social debe de ser universal. Está convencido de que todos los mexicanos no sólo tenemos derecho, un derecho que no se cumple con la mitad de la población, sino que debemos de contar con esta seguridad social, por ello participa activamente en la promoción de los diversos programas del IMSS.
Me llamó la atención de que en su opinión, la primera inversión en la vida que debe hacer un mexicano es en seguridad social, porque por un lado lo protege a él y su familia de los gastos médicos, que no en pocas ocasiones son catastróficos, y también le permite planear su futuro con una mejor pensión una vez que termine su vida laboral.
Ahora que me reuní con él, me platicó de un programa de afiliación para trabajadores del hogar, que consiste en: que las personas que tienen a su servicio gente que apoya en los domicilios en labores domésticas, desde 2024 es obligatorio afiliar a estas personas en el IMSS.
El costo es igual que el de cualquier otro asegurado, depende fundamentalmente del importe del salario del trabajador. Por poner un ejemplo, si el trabajador doméstico gana el salario mínimo, el costo mensual para el patrón es de dos mil pesos, y cuenta con seguro tanto el trabajador como su familia, e incluso ya está dada de alta en infonavit, y puede aspirar en un futuro a una vivienda.
Si trabaja la persona únicamente unos días al mes, es decir, que acuda dos veces a la semana, la obligación no es de pagar todo el mes, sólo se paga el seguro en función del salario obtenido los días trabajados, lo que reduce el costo para los patrones.
Curiosamente, si trabajo dos días de la semana, solo estoy cubierto esos días. Por ejemplo, si trabajo martes y jueves, y mi patrón me paga el seguro de esos dos días, sólo estaré asegurado martes y jueves. Esto suena muy extraño, pero es una protección para el propio IMSS, ya que si no existiera, cualquiera inventaría que trabaja un día, y recibiría el seguro por 30 días.
Cundo un patrón tiene afecto e interés por el bienestar de sus trabajadores domésticos, darlos de alta en el IMSS les otorga garantías de una pensión, que dependiendo del monto del salario, podrá ser digna o no, pero cuando menos será mejor que no ganar nada en la vejez, cuando ya no pueda trabajar.
La idea de un estado de bienestar, me parece bien. Todos los mexicanos tenemos derecho a vivir mejor. Una aspiración a la que muchos hemos renunciado, porque percibimos las condiciones políticas, económicas y sociales, como un estorbo para nuestro crecimiento personal y colectivo.
Admiro que Oscar en su idealismo espere que esa meta de bienestar para todos se logre en realidad. Como es empleado del gobierno, y me consta que simpatiza con Morena y con AMLO, no me atreví a cuestionarle si pensaba que Claudia Sheimbaun lograría sentar las bases para ese crecimiento económico que nos permita pensar en un paraguas colectivo de seguridad social.
Todos conocemos las carencias que padecen algunos de los hospitales públicos. Vimos un raquítico crecimiento económico en el sexenio anterior. Muchos consideramos que la reforma judicial está destruyendo un sistema judicial que si bien no era perfecto, es mucho mejor que tener jueces sin conocimiento del tema que juzgan, y que por lo tanto, los mexicanos perdamos el derecho constitucional a la justicia pronta y expedita.
Hay muchos factores que algunos consideramos que pueden ser un lastre para el desarrollo económico de México, incluyendo también la inseguridad, la falta de libertad de tránsito, la escasa inversión en transmisión eléctrica, la aparente obsesión ideológica de mantener monopolios energéticos en PEMEX y CFE, etc.
Sin embargo, también recuerdo que el mayor desarrollo económico de México, con tasas superiores al 2.5% anual del período neoliberal, se dio durante el período del desarrollo estabilizador, tiempo durante el cual, México tampoco era una democracia, sino más bien una dictadura de partido único disfrazada de democracia. Prácticamente lo mismo que hoy tenemos con Morena en el poder.
En alguna ocasión en ex combatiente del ejército Sirio, me dijo que hay países que no nacieron para la democracia. En aquél entonces se refería a Irak y lo absurdo de la guerra del golfo. Estaba seguro y la historia de dio la razón, de que la invasión y asesinato de Sadam Hussein en nada beneficiarían a los iraquíes. Ya ellos y muchos otros pueblos, no nacieron para la democracia.
Ejemplos de crecimiento económico y bienestar sin democracia tenemos algunos, el más claro es China, pero también están los países que simulan ser democráticos y son gobernados por dictadores como Turquía con Erdogan, o India con Modi, Rusia con Putin, o incluso Argentina con Milei, y el mejor ejemplo lo tenemos hoy con los Estados Unidos de Trump.
Hay otros países donde las dictaduras han llevado a fracasos brutales y sufrimiento indecible de la población como Cuba, Nicaragua, Venezuela, Haití, y Corea del Norte, por mencionar algunos.
Si a México no le funcionó la democracia, quizá volver a la dictadura de un partido único, popular, repartidor de dinero, pero que tome decisiones verticales, pueda llevarnos a un mejor puerto, si no es que a estrellarnos con el primer arrecife con que nos encontremos. Ya viviremos ese futuro para verlo.