* Nunca nos derrotó la derrota, que no nos derrote ahora la victoria. Camelot.
Los avezados y analistas columnistas de este México nuestro, cuentan y aseguran que en la Portada de The Economist, el párrafo que seguro pondrá en mal carácter al de las mañaneras, es este donde le mandan una advertencia a Biden: Dice:
“Estados Unidos debe prestar atención. A Donald Trump no le importaba la democracia mexicana. El presidente Joe Biden debería dejar en claro que sí. Debe tener tacto: los mexicanos son comprensiblemente alérgicos a que su gran vecino los empuje. Pero Estados Unidos no debería hacerse de la vista gorda ante el autoritarismo progresivo en su patio trasero. Además de enviar vacunas, incondicionalmente, Biden debería enviar advertencias silenciosas…”.
AMLO reviró que era una portada ‘majadera, grosera y mentirosa’.
LOS GRANDES DISCURSOS
Hoy me dio por buscar discursos que han pasado a la historia, escogí uno de Kennedy, en el Ayuntamiento de Berlín, cuando el Muro dividía a una nación y los comunistas espantaban antes, como ahora en Venezuela y Cuba y otras naciones.
KENNEDY EN BERLIN
“Hay mucha gente en el mundo que realmente no comprende o dice que no lo comprende cuál es la gran diferencia entre el mundo libre y el mundo comunista. Decidles que vengan a Berlín. Hay algunos que dicen que el comunismo es el movimiento del futuro. Decidles que vengan a Berlín.
Hay algunos que dicen en Europa y en otras partes “nosotros podemos trabajar con los comunistas”. Decidles que vengan a Berlín.
Y hay algunos pocos que dicen que es verdad que el comunismo es un sistema diabólico pero que permite un progreso económico. Decidles que vengan a Berlín.
La libertad tiene muchas dificultades y la democracia no es perfecta. Pero nosotros no tenemos que poner un muro para mantener a nuestro pueblo, para prevenir que ellos nos dejen. Quiero decir en nombre de mis ciudadanos que viven a muchas millas de distancia en el otro lado del Atlántico, que a pesar de esta distancia de vosotros, ellos están orgullosos de lo que han hecho por vosotros, desde una distancia en la historia en los últimos 18 años.
No conozco una ciudad, ningún pueblo que haya sido asediado por dieciocho años y que vive con la vitalidad y la fuerza y la esperanza y la determinación de la ciudad de Berlín Occidental.
Mientras el muro es la más obvia y viva demostración del fracaso del sistema comunista, todo el mundo puede ver que no tenemos ninguna satisfacción en ello, para nosotros, como ha dicho el Alcalde, es una ofensa no solo contra la historia, sino también una ofensa contra la humanidad, separando familias, dividiendo maridos y esposas y hermanos y hermanas y dividiendo a la gente que quiere vivir unida.
Cuando ese día finalmente llegue y la gente del Berlín Occidental pueda tener una moderada satisfacción en el hecho de que ellos están en la línea del frente casi dos décadas. Todos los hombres libres, dondequiera que ellos vivan, son ciudadanos de Berlín. Y por lo tanto, como hombres libres, yo con orgullo digo estas palabras “Ich bin ein Berliner”. (Soy un Berlinés)
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