El Cuaderno

LA EDUCACION EN LA HISTORIA DE MEXICO

ALGUNOS SUCESOS ÉPICOS:

La Educación Concientizadora y la Primera transformación de la independencia de México

(Séptima Parte)

La Historia presenta diversos criterios de los cuales el saber histórico se legitima en la medida de su comprensión. La historia es una Ciencia que forma, nutre y orienta el sentimiento patrio, al situarnos en el tiempo. La Historia explica y da significado a nuestro presente; nos brinda la experiencia del ayer y allana el camino del hoy, pone al descubierto los lazos que nos atan al suelo en que nacimos, engrandece en nosotros el sentimiento de la solidaridad. Sin embargo debemos tener presente, que para acceder al saber histórico debemos descubrir su utilidad.

La enseñanza de la Historia ha sido una de las tareas más delicadas; durante décadas los profesores abordaron la historia narrativa y sobre todo épica (La épica es un género literario en cual el autor presenta hechos legendarios o ficticios desarrollados en un espacio y tiempo determinado). La Historia es contada en forma oral. Se concentraron en una línea del tiempo y ante los sucesos de las derrotas construyeron a los héroes y las animaciones para despertar en muchos mexicanos el “amor a su patria”, “la defensa de sus símbolos patrios” los colores de la Bandera, el Águila, el Himno nacional.

Un enfoque de la educación cuyo propósito es y deberá de ser el de contribuir en la formación de ciudadanos libres pensadores, informados, que participen activamente en la vida social, defender sus derechos humanos, culturales, económicos y sobre todo los políticos, al ser incluyente dispuestos a mejorar conscientemente su entorno natural; que conozca la historia que nos une y da identidad, que sienta amor por su territorio, por su localidad, Estado y País que es México.

A continuación algunos ejemplos de la Historia narrativa y épica:

“1325 La historia de los aztecas nace propiamente en ese año cuando termina su peregrinación desde la mística ciudad de Aztlán y fundan la ciudad de México”. La última tribu nahuatlaca que llegó al Valle de México fue la de los aztecas. En sus orígenes míticos, ellos emergieron de los intestinos de la Tierra a través de siete cuevas, en un lugar denominado Chicomostoc. “Huitzilopochtli les dijo entonces que buscaran entre los carrizales de los islotes a un águila posada en un nopal, que estaría devorando una serpiente, la señal de que allí deberían establecerse definitivamente”

Lo narrativo y épico es enaltecer a la tribu bárbara nahuatlaca, que logra sobreponerse a toda inclemencia y que siguiendo un precepto cósmico divino se establece; los signos de su profecía son hoy en día parte importante de los símbolos patrios.

“1810: Tras el grito de la independencia en la madrugada del 16 de septiembre los insurgentes encabezados por el párroco Miguel Gregorio Antonio Ignacio Hidalgo y Costilla Gallaga y Mandarte Villaseñor, se dieron a la tarea de avanzar hacía Guanajuato” en Atotonilco una comunidad de paso a Guanajuato Hidalgo oficio una misa para fortalecer sus fuerzas, al término de la misma apareció en el umbral de la puerta de la Iglesia con el estandarte de la Virgen de Guadalupe, la muchedumbre inmediatamente se hinco y persigno, acto seguido Hidalgo ondeo el estandarte y vitoreo ¡Viva la Virgen de Guadalupe! ¡Mueran los Gachupines!

Lo épico el estandarte guadalupano en ese momento se convirtió en la bandera de la insurrección, el escudo protector ante las balas y los cañones, el motivo para que una muchedumbre mal armada encuentre una muerte feliz.

28 de septiembre de 1810: “Toma de la alhóndiga de granaditas en Guanajuato; tras sucesivos ataques los insurgentes no lograban penetrar la fortaleza, los realistas bien copados resistían, más de pronto hace su aparición Juan José de los Reyes Martínez Amaro, mejor conocido como el “Pípila”, hombre fuerte, valiente, tipo mestizo de indio otomí, de color moreno, pelo lacio y oscuro, ojos rasgados y complexión musculosa”. “Con una pesada laja de piedra sobre la espalda y una antorcha encendida en una de las manos y en la otra un depósito de brea, el Pípila de aproxima a la Alhóndiga y, una vez llega le prende fuego”

Un hombre común por mucha fortaleza que presente, no es tarea fácil desplazarse varios metros cargando una lápida pesada de piedra (la narración no describe de donde la tomaron) sobre la espalda, que sea capaz de gatear y mucho menos con las manos ocupadas, una con brea y la otra con la antorcha encendida.

La parte épica “enaltece a un personaje, que se convierte en el héroe, que le da el triunfo a los insurgentes.

El 19 de febrero de 1812: “El ejército de Félix María Calleja, más numeroso y mejor armado que el de Morelos, atacó Cuautla con la pretensión de tomar por asalto la ciudad, donde se encontraba el ejército insurgente. Éste, hábilmente conducido por Morelos, rechazó los esfuerzos de los realistas de manera que Calleja, al final del día, contó 19 muertos y un centenar de heridos en su hasta entonces invencible ejército”.

“el sitio de Cuautla, que se prolongó por más de setenta días, durante muchos de los cuales hubo fuertes combates en el perímetro fortificado por José María Morelos y Pavón , sin que los atacantes pudieran vencer en ningún punto la resistencia de los insurgentes; pero como estos no se habían preparado para sostener un largo sitio, pronto apareció el hambre. Cuando Calleja ordenó cortar las tomas de agua del río, apareció también la sed, y los más fuertes combates se dieron en torno a las tomas de agua, ante la ausencia absoluta de víveres, José María Morelos y Pavón planeo romper el cerco la noche del primero y dos de mayo del año 1812, muchos insurgentes estaban muriendo…

….de pronto en la trinchera del encanto, que se encontraba desprotegida, las fuerzas realistas vieron la oportunidad de penetrar la plaza, sin embargo un niño de 12 años de edad que formaba parte del batallón infantil creado por José María Morelos y Pavón conocidos como los Emulantes y que estuvieron a cargo de hijo biológico de Morelos, Juan Nepomuceno Almonte; el niño artillero llamado Narciso Mendoza disparó un cañón que se encontraba en la trinchera, evitando la entrada del ejército realista y favoreciendo la ruptura del sitio de Cuautla”.

Lo épico es que a pesar de pasar sed, hambre, frío, enfermedades, los insurgentes defendían con su vida a Cuautla, y el hecho de que ante las balas de la artillería de mosquetones y cañonazos cuando el ejército de Félix María Calleja estaba por tomar el barrio de San Diego, fueron sorprendidos por un niño, por Narciso Mendoza, quien cargo el cañón y disparo; un niño logra librarse de este artero ataque e incendia los mechones de la artillería insurgente logrando romper el cerco. Esto motivo la huida de los españoles y el regreso de los generales Hermenegildo Galeana de Vargas y Mariano Matamoros y Gurid a la población.

Carlos María Bustamante narra lo épico de la siguiente manera: “Esta voz falsa de alarma produjo también funestos efectos en otros puntos, pues afectados de pavor sus defensores abandonaron la artillería, y la plazuela de San Diego casi quedó escueta; sólo se vio en ella a un muchacho de doce años llamado Narciso:

Vínose sobre éste un dragón que le tiró un sablazo y le hirió un brazo; no tuvo este niño más efugio que afianzarse con una mano de un palo de la misma batería y con la otra tomar la mecha que estaba clavada en el suelo, dio casi maquinalmente fuego al cañón, que disparado en el momento más oportuno mató al dragón que le acababa de herir y contuvo al enemigo que avanzaba rápidamente. Con tan fausto e inesperado suceso, volvió a su puesto Hermenegildo Galeana de Vargas, y quedó restablecido el orden. Después de la acción, José María Morelos y Pavón hizo que le llevasen a aquel jovencito, a quien asignó una pensión de cuatro reales diarios, que percibió hasta que se evacuó la plaza.”

13 de septiembre de 1847: “Cuando el ejército americano comandado por el General Winfield Scott iniciaba el ataque al Castillo de Chapultepec, el general José Mariano Monterde Antillón y Segura conservador mexicano director del colegio militar en ordenó a los Cadetes que abandonaran el castillo de Chapultepec sede del Colegio, y que se reintegraran al seno de sus familias. Los Cadetes reusaron abandonar su escuela, totalmente conscientes de que su determinación implicaba el sacrificar sus vidas.”

“Juan Escutia estando de guardia fue sorprendido por un rápido ataque de las tropas invasoras norteamericanas que iban avanzando por las rampas de acceso al Castillo de Chapultepec.

Hizo fuego con sus armas, pero ante la desigualdad numérica tuvo que retirarse, en el camino recogió una bandera mexicana y cuando se dio cuenta que su resistencia era inútil, saltó al vacío envuelto en la bandera, encontrando la muerte, evitando que el ejército invasor tomara la bandera de su patria.

Lo épico es ver, que ante la derrota, aún sacamos fuerzas para defendernos y dar la vida por la patria, por el país, por la bandera. Con esta Historia Épica y Narrativa crecimos, toda una generación que se resiste a aceptar que la educación, la clase de historia de México épico desaparezca, que lo narrativa hoy en día carezca de la fortaleza colectiva, que nos dio la fuerza para engrandecernos ante la derrota… ¡Viva México!

Correo electrónico: pibe91@hotmail.com

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