La ONU reconoce como Presidente Constitucional de Venezuela a Nicolás Maduro. Es bueno?… Es malo?… No corresponde a los mexicanos juzgarlo porque no tenemos suficientes elementos de juicio para hacerlo y porque no es de nuestra incumbencia; y es posible que ni los venezolanos tengan suficientes elementos de juicio para hacerlo porque han tenido, como nosotros, una educación mediatizadora y la televisión y el deporte, como panacea, para enturbiar la percepción ciudadana; o sea, pan y circo al pueblo para que la clase gobernante pueda hacer lo que quiera, en su propio beneficio, con los bienes de la nación… como en el viejo imperio romano.

Lo que sorprende es que un país tan rico en petróleo como Venezuela haya llegado a ser inmensamente pobre; el precio del bolívar es hoy tan bajo que usted, con un dólar en la mano (que vale veinte de nuestros firmes pesos mexicanos) tendría en Venezuela 750,000,00 bolívares que no le servirían de mucho porque ahí todo ha encarecido más de mil veces y, lo peor de todo, es que no hay que comprar; y así, el comerciante que en unos días ahorró algo para resurtirse de mercancía se da cuenta de que en esos pocos días en que estuvo ahorrando los artículos que pretendía comprar ya cuestan mucho más que ayer y por lo tanto el dinero le alcanza cada vez menos para resurtirse, hasta que ya no tiene que vender y se acaba el negocio… y esto ha sucedido a muchísimos comerciantes en menos de un mes.

En 2015 Venezuela y México estaban en la posición 9 y 10 entre los 100 países con mayor producción de petróleo, a nivel mundial, o sea, que estábamos entre los 10 países con mayor producción en la OPEP.

Entre 1980 y el año 2000 los Estados Unidos se movieron entre el 5.35 % y el 5.01 % en el manejo de maquinaria y tecnología para la extracción y procesamiento del petróleo. En el mismo período (1980-2000), Venezuela se movió del 4.89 % al 8.19 % en la operación de maquinaria y tecnología para el mismo propósito… Pero las economías caen porque hay factores internos y externos que las hacen caer… Algunos países pretenden conseguir petróleo a precio más bajo y, entonces, recurren al expediente de derrocar gobiernos. (Si usted quiere saber de política debería leer “El Príncipe”, de Maquiavelo, donde se habla del “arte de gobernar”)… Por otra parte, hay que recordar que los gobiernos no producen, solo administran la productividad del pueblo; y cuando logran adormecer al pueblo con deporte, telenovelas y otros distractores, pueden entonces desviar recursos en su provecho y en beneficio de quienes les pusieron ahí para gobernar.

De los modelos económicos solo tenemos que decir que no son malos, lo malo está en quienes los manejan y lo que hacen de ellos para su beneficio personal y, obviamente, en perjuicio del país y sus ciudadanos. Eso ha sucedido, últimamente, con el neoliberalismo en la economía mundial

En el sexenio de 1970 a 1976 México tuvo una notable aportación en política exterior con la Carta de los Derechos y Deberes Económicos de los Estados en la que propone el respeto por la autodeterminación de los pueblos y la solución pacífica de sus controversias; algo así como la exégesis, como la explicación del apotegma juarista; “Entre los hombres, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz.”

Y el Presidente Echeverría apuntó el 1 de septiembre de 1974, en su 4º. Informe de Gobierno: “Confiamos en que la Asamblea General (de la ONU) sancione el documento que se le presentará, pero no nos interesa una carta claudicante ni un derecho mediatizado. Estamos decididos a mantener sus principios fundamentales y si las potencias no aceptan colaborar con nosotros, la Carta será, de todos modos, una convicción permanente en la lucha por la liberación de los pueblos del tercer mundo”…

Se suele culpar al gobierno de una mala administración pero también cabe la posibilidad de que, como en México, la corrupción haya permeado a la burocracia y a la cúpula de los partidos que no han podido llegar al gobierno de aquel país y que el petróleo venezolano haya encontrado otros caminos, como en México. No cree usted?