Todavía no han empezado las campañas y los que ya se sienten los elegidos, andan prometiendo puentes donde no hay ríos. Pero bueno, en cada elección es lo mismo. Menos mal que lo prometido en las campañas electorales, siempre se quedarán en el cajón del olvido y nunca más se vuelven a tocar.
La naturaleza de las promesas es que permanecen inmunes a los cambios según las circunstancias, dice Kevin Spacey, protagonista inicial de House of Cards.
Los políticos siempre han actuado de esa manera. Lo sabemos muy bien. El papel todo lo aguanta y recurren a las promesas electorales que siempre son casi infinitas con tal de lograr el apoyo del ciudadano.
La máquina de la mentira
Esos personajes empiezan a usar el disfraz. De su boca no escupen, sino vomitan palabras vanas, sin sentido. A viajar de boca en boca. En los medios de comunicación, en las redes sociales. Desde el Facebook, youtube, whatsapp, Instagram o twitter se llenan de eslóganes.
Los que ya vivieron del erario, probaron las mieles del poder y ya les gustó vivir de esa manera. Tienen mucho interés en seguir en sus sillones y con sus buenos sueldos. Ya caminan y se les ve con un brillo especial repartiendo sonrisas, no dinero ni claveles, pero sí alguna estampita con las señas de identidad de aquellos a los que les va a tocar la vara mágica del hada madrina para ocupar los sillones del poder.
Pero se les olvida que el ciudadano ya sabe de antemano que le van a engañar, no unos, ni otros sino todos. Pero como decía, son tiempos electorales y todo se perdona y le apuestan al caballo escuálido, el mismo que derribó y no cumplió en el campo de la competición lograr esa carrera. Los parroquianos, los convencidos, los seguidores fieles perdonarán hasta el infinito.
Pero no pasa nada. Todo sigue igual. Como cuando los fieles acuden a misa cuando tocan las campanas de nuevo.
El lisonjero
Cuando cursé Civismo, mi maestro me decía que cuando saliera a la calle, saludara a todos. Eso hablaría bien de mi persona. Dar los buenos días. Permitir el paso a quien fuera. No pasar como burro. Dijera mi abuelo. Y esos burros de dos patas, ya quieren ser alcaldes y ni el saludo te dan. Llegan hasta la puerta de tu casa y te piden que los apoyes, cuando en la calle ni te conocen, pero como son tiempos electorales, ahora ya saben que existes. Te prometen cosas que jamás van a cumplir.
Pero bueno, en campañas electorales, todo se perdona y casi todo se olvida, son las fechas mágicas de las promesas. Ahora en este tiempo de pandemia, comienzan a entregar cubrebocas, gel antibacterial. Comienzan las visitas, las palmadas en la espalda, los buenos días con cierto soniquete a parecer los mejores, la propaganda se hace un día sí y otro también, las propuestas, aunque sean imposibles inundan las calles y circulan por la ciudadanía como algo normal.
El Mesías
Las urnas se llenarán de votos de los mismos colores de siempre o casi de los mismos colores y siglas de siempre. La carne de cañón ahí está. Sólo hay que cazar al animal. Pero todo da igual, los ciudadanos seguirán votando de una manera o de otra y si el “elegido” no consigue la mayoría, pues se une con el primero que pase y bien o mal seguirá en el sillón aunque para ello tenga que doblegar su moral.
Pero, no pasa nada. Apenas son las precampañas. A lo mejor un día antes de mi cumpleaños, salgan a votar por el que prometa menos porque será el que menos decepcionará o el que menos engañará. Las campañas serán en Semana Santa y las promesas electorales esperan al Mesías y que les diga: “Lázaro, levántate y anda a votar”.
El engaño
Y hablando de engaños. Qué feo le mintieron al precandidato de la coalición PAN-PRI-PRD a Diputado Local por el distrito XXI de Ciudad Mendoza, Israel Pérez Villegas. Pues resulta que en Río Blanco le han dicho que las tribus priistas le darán buenos votos y en la inauguración de la casa de enlace de Enrique Cantero. El operador del doctor Ricardo Fabio López no más no levanta. Vaya pifia. Sólo 20 almas llegaron. Pero el pretexto fue la pandemia y no podían congregar las masas.
La oferta
Pues les cuento que el PRD está arrepentido de haber bajado a Romualdo Rojas “El Chino” como su precandidato en Rafael Delgado. Y todo por la maldita alianza con el PAN y PRI. Ya se dieron cuenta que la candidata panista no lo hará ganar y otra vez volverán a morder el polvo.
Pero ya hay ofertas para el enfermero de profesión. Han visto en él a su gallo de pelea. De los bravos y si El Chino da su brazo a torcer, “habemus candidatum”. La gente que lo acompaña le ha dicho que se anime y que participe. Total nunca ha estado en Palacio, ni tampoco algún familiar. Y que sí acepta la invitación de ese partido político, lo respaldarán. Sin duda, El Chino Rojas, habrá de consultarlo con su almohada y en estos días definirá si va o no.