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Latino, Chicano, Hispánico, Tejano, Californiano

Aun sin tomar en consideración las múltiples palabras despreciativas o hasta racistas que son de uso común, existe en Estados Unidos un verdadero problema terminológico para hablar de la comunidad hispanófona.

No tomaremos en consideración entonces apodos como wetback (espalda mojada) o greaser (grasoso), aunque son todavía muy utilizados, tanto en novelas como en películas. Aunque menos insultante, ya que se insertaba en el contexto histórico de la segunda guerra mundial, la palabra bracero se sigue usando para hablar de ilegales trabajando en el campo, y por eso fácilmente explotados.

De manera más oficial o administrativa, es usual el término Latino, pues se encuentra bien ilustrado en los nombres de instituciones tales como el Smithsonian Center for Latino Initiatives. Muchos documentos oficiales utilizan también la expresión Hispanic Americans, que se refiere más bien al aspecto lingüístico, y equivale a hispanófonos.

Desgraciadamente, ambos términos resultan muy imprecisos. Latino puede aplicarse a grupos étnicos tan diversos, originarios de toda la América latina,  México y América central o del sur, pero también a cubanos, puertorriqueños, pero también brasileños, filipinos o hasta españoles. Peor aún, la palabra se aplica a comunidades afro-americanas o indígenas, entre ellos, los inmigrantes mayas que trabajan en ciertas partes de Florida o de Canadá. Recientemente, en el marco de los movimientos contra los prejuicios de sexo, empezó a utilizarse el termino Latinx, que tiene más connotaciones sociales que de procedencia.

El término Latino tiene más vigencia en la parte oriental de los Estados Unidos y en la terminología oficial, mientras en el oeste predomina el nombre de chicano, cuyo origen sería una abreviatura de Mexicanos. En este respecto, la palabra resulta igualmente simplificadora, ya que la comunidad chicana, sobre todo en California, incluye numerosos hondureños, salvadoreños o guatemaltecos, para sólo mencionar los grupos mayores. Aunque ambiguo y simplificador, el término tiene la ventaja de aplicarse a una entidad relativamente homogénea, tanto por su lengua como por sus orígenes.

Para terminar, es necesario mencionar que se utiliza todavía en Tejas, el término “tejano” para hablar de los hispanófonos cuyos ancestros permanecieron en el estado después de la anexión del Estado por los Estados Unidos en 1845. Asimismo, algunos descendientes de los antiguos habitantes de California, antes de la anexión del territorio en 1848, reivindican el nombre de californianos, aunque representan una minoría. Esto les permite diferenciarse de los inmigrantes recientes.

Tales imprecisiones reflejan primero la difícil percepción por los otros norteamericanos de una comunidad potente pero heterogénea, y por otro lado, la difícil construcción de una identidad latina en el contexto político y social de los Estados Unidos.

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