Palabra de Antígona

Llega AMLO con el estigma del abandono a las criaturas más pobres

Con la postura de dejar sin apoyo a las trabajadoras informales

Y con un enorme pendiente: crece sin parar la violencia contra las mujeres

SemMéxico. Cd. de México. 30 de agosto de 2019.- El primer año del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, cristiano, honrado, con principios y una auténtica preocupación por los desposeídos, será recordado por su decisión de cerrar más de 300 estancias infantiles, desaparecer 3OO millones para las organizaciones feministas; reducir al 50 por ciento los recursos y los espacios de atención a las mujeres violentadas.

Será recordado, sin poderlo olvidar, que para él es más importante la integridad de las piedras con que se construyeron los monumentos históricos o conmemorativos que los cuerpos y vidas destruidas por la violencia contra las mujeres.

Este año de la 4ª Transformación, en el que su líder se ha comparado con los grandes revolucionarios como Madero, Juárez y Lázaro Cárdenas, será recordado por los recortes de personal, sin análisis, plan, proyecto, sino como cortes de maciza en una carnicería, dejando a miles de trabajadores y trabajadoras en la calle. Manifestaciones han sobrado, quejas se han acumulado.

Y este primer año también será recordado por el crecimiento sistemático de la violencia contra las mujeres, las evidencias de que las fuerzas armadas, policiacas, del orden, que quiso imponer como estrategia contra el crimen apabullante, es equivocada, atenta contra la vida y la libertad de las mujeres. Los militares, marinos y agentes policiacos, concentran en su actuar todo el poder, toda la fuerza, todo el autoritarismo propio de la descripción del patriarcado.

La discusión razonada, erudita, desde los derechos humanos de no mantener al ejército como policía en todos los rincones del país, no se oyó. La ley dice que será el mando civil quien la dirija, en la práctica miles de militares están patrullando al país. Y ahí están, hoy mismo, el ejemplo de lo que hacen los uniformados con las mujeres, en Azcapotzalco, Veracruz, la agencia del Ministerio Público o los pueblos y comunidades de los Altos de Chiapas.

Evidentemente este año será también recordado por el cero crecimiento económico; la destrucción de algunas instituciones creadas por la democracia moderna, capitalista pero moderna. Peligran la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, el Instituto de Transparencia, la Autonomía de la Universidad; la ley de derechos ciudadanos al negarse por la circular No.1 de abril de 2019, cualesquiera recursos para las tareas organizadas, consistentes, demostrables y legales de las organizaciones de la sociedad civil, incluidas las de las feministas y el movimiento de los derechos humanos de las mujeres.

Para el régimen solamente el Gobierno tiene el monopolio de la verdad, la distribución de los recursos de todas y todos los mexicanos y las reglas de la redistribución. Se ha olvidado que es jefe de Estado: territorio, población y gobierno. Se ha olvidado de los derechos ciudadanos, nos trata como súbditos, desposeídos, a quienes se les da “ayuda” misericordiosa. Cristo es considerado el rey de reyes, el hijo de dios, que vino a la tierra para sentir y sufrir como humano. Hoy el presidencialismo autoritario y bien conocido, se ha reconvertido.

El presidente de la República informará este domingo de sus cuatro programas anunciados desde hace años, ratificados en la campaña presidencial y sostenidos durante cada día en conferencia de prensa desde el primero de diciembre de 2018:

Combate a la corrupción; becas -dinero directo- que el presidente, como buen pastor y padre todo poderoso llama “ayudas” a los más necesitados. Becas para estudiantes, becas para migrantes; becas para campesinos y campesinas; becas para trabajadores juveniles; becas y más becas, distribuidas por un ejército de personas que llevan un chaleco con el nombre del presidente de la República, casi todas esas personas muy jóvenes y que se hacen llamar “Servidores de la Nación”.

Sobre la lucha contra la corrupción -veremos- hoy no sabemos y el estado de la nación en materia de paz y seguridad: las refinerías, dijo 4 y no hay en proyecto más que una. Y sobre la construcción de un aeropuerto que está impugnado por los tribunales, sobre lo que podría configurarse un desacato, de no admitir el fallo judicial.

En términos de justicia, el nuevo régimen está flaqueando, muchos anuncios y diálogos con quienes buscan a sus hijos e hijas; muchas mesas de trabajo para ver cómo en un mes se resuelve la violencia contra las mujeres; muchos discursos contra la corrupción, pocas acciones; muchas catilinarias mañaneras sobre el amor y la conciliación y un aumento desmedido de la violencia, el mal humor entre mexicanas y mexicanos; muchas reyertas comunales, muchos pleitos callejeros, aparición de nuevos delitos, como incendiar bares; nuevas angustias, gran desempleo.

En términos de política de género. Cero. Disminuida la presencia y labor de la institución rectora de esa política; anuncios de diminución de recursos y disminución efectiva de recursos en los programas compartidos con las entidades de la República; cierre sin miramientos de programas y reglamentos por ejemplo para clínicas especializadas del seguro social; programa de cáncer de mama en la Ciudad de México; el programa específico para discapacitadas y discapacitados; disminución de recursos y acciones en el Instituto de Desarrollo Social, antes encargado de coordinar las organizaciones de la sociedad civil, ahora en caída.

El presidente de la República, este año, este su primer año de mandatario, el nombre es exacto, el que manda, el que decide, en un sistema presidencialista, cuando menos 8 ocasiones ha desmentido a sus secretarios o secretarias de estado; ha contradicho acciones y actividades que siente no le gustó a alguien o en quien confía, y ha tenido al menos 6 renuncias importantes en su gabinete.

Estamos en presencia de un mandato al menos machista y autoritario, peligrosamente pragmático-populista, que sí, que ha podido encumbrarse por la fétida y tremenda herencia de gobiernos anteriores, de funcionarios y funcionarias inconfiables; de programas fallidos, resultado den una democracia imperfecta, de un acumulado de violencias inaceptables y también de corrupción. De instituciones caducas, y paralelamente de nuevas instituciones de un proceso hacia la democracia.

Ojo, con esa imperfecta democracia, en buena parte por quienes han sido correligionarios del presidente Andrés Manuel López Obrador, le permitió acceder al poder por la vía pacífica, dentro de una democracia formal, occidental, burguesa, capitalista, etcétera. Lo que llama nuevo régimen, no es una revolución, tampoco es un cambio de sistema, es simplemente una nueva forma de gobernar que parece no tener rostro definido y en cambio ya camina en sentido de destruir las instituciones de la democracia moderna, las instituciones que hacen contrapeso a cualquier gobernante que busque constituirse en dictador.Peligro¡¡¡y para las mujeres, anuncio de volver a retomar nuestras antiguas formas de lucha, salir a la calle, reagruparnos, pensar en progresista, defender nuestros derechos, pelear por el aborto, la libre opción sexual, por la erradicación de la violencia y la participación política. Creer en este régimen, juntarse a él, comer con sus representantes, cenar con las que piensan que tienen poder, oler flores donde hay podredumbre, nos puede enviar 50 años atrás. Ojo. Veremos.

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