*¿Lo que sucede, conviene?
*Las luces de la esperanza
*El espanto y el retroceso
El día de hoy (sábado primero de diciembre) mucho antes de que el “astro rey” nos lanzará sus primeros rayos decembrinos, el escenario político de tierras veracruzanas se habrá transformado en una superficie en la cual, nadie dispondrá del sustento elementalmente necesario, para predecir con certeza, si será para bien de los veracruzanos o si, por el contrario, habrá de ser para prolongar el sufrimiento de la paisanada…
Claro que no está ausente la luz de la esperanza que en tiempos pasados, cuando gobernaba nuestro Estado don Agustín Acosta Lagunes, incitaba al político porteño Adalberto Tejeda Patraca [quien fuera presidente del Congreso Local de los jarochos y alcalde de Veracruz] a expresar la tesis de que nunca se debe perder de vista, que bajo cualquier circunstancia: “Lo que sucede siempre tiene un rango de significativa conveniencia”…
¿Y de verdad lo que actualmente sucede en Veracruz y en el país nos conviene?…
No son pocos en el mundo que en el pasado y en la actualidad sostienen doctoralmente “que conviene lo que sucede”… Tratando de otorgarle el lado positivo a lo que en nuestro entorno acontece, pero… ¿Qué lado positivo tienen los sucesos de violencia que estamos aterradoramente sufriendo en nuestro entorno?… Sólo para citar un ejemplo de una secuela de “sucesos” que han ensangrentado las tierras de Veracruz y de gran parte del territorio nacional.
El nuevo Gobierno de la República y del Estado de Veracruz, deberían indudablemente de ser sucesos que “nos convengan” a todos los mexicanos, pero la experiencia nos refiere que caminamos lentos en los últimos años para restaurar, ya no solo la tranquilidad de los veracruzanos y de los mexicanos en lo general, sino que en muchos renglones en lugar de avanzar se ejecutaron pasos hacia atrás.
Amplias regiones de la zona centro veracruzana viven, experimentan, refieren cotidianamente severos niveles de violencia y, aparejado a ello, decrece el empleo y la calidad de los mismos, lo que indudablemente no es culpa del nuevo gobernador veracruzano Cuitláhuac, ni de la incipiente administración federal del presidente López Obrador, sin embargo y de manera incuestionable, los tiempos actuales, la dramática realidad, el llanto, el espanto y el retroceso que se registra en tierras veracruzanas y gran parte del país, deben marcar compromisos ineludibles de las nuevas autoridades para que, efectivamente, lo que ha sucedido en las primeras horas del primero de diciembre sean sucesos que le convengan a los veracruzanos y a los mexicanos en lo general.
En buena forma, de buena manera, en los espacios apropiados y de manera eficaz, los nuevos gobernantes deben tener claro que el desempleo, los bajos estímulos al sector laboral, el cierre de oportunidades a las nuevas generaciones, el estancamiento en el sector rural y la presencia de cuerpos de seguridad no capacitados ni estimulados para afrontar con eficacia al delito, constituyen factores que influyen en el incremento delincuencial, en tanto que la frustración de núcleos de la población no sólo rural, sino también de áreas urbanas, es el mejor caldo de cultivo para sembrar y cosechar violencia.
Está claro que la sola acción policiaca sin la eficacia en estructuras para el desarrollo social de manera integral, resulta insuficiente para abatir los niveles delictivos, porque bajo tales esquemas, estamos más cercanos a un “esquema represivo” que al proyecto de nación progresista, justa y equitativa que proclaman con frecuencia los candidatos, mismos que luego se olvidan de lo que ellos mismos predicaron.
Sería para México y para Veracruz, una verdadera fortuna de incalculable impacto social, que lo sostenido hace décadas por el legislador y alcalde porteño don Adalberto Tejeda Patraca, en el sentido que “todo aquello que sucede conviene”, que el arribo de un nuevo Presidente de México y un nuevo Gobernador veracruzano, sean sucesos que efectivamente les convengan a los mexicanos y en particular a los veracruzanos… Ya veremos.