Acertijos

LOS 150 DIAS

Columna Acertijos de Gilberto Haz

*Una del Rey Emérito de España: “Sospecho que a Felipe VI le han tendido una trampa. Que su padre abandone el país, sin estar siquiera imputado, lo convierte a él en el próximo objetivo y da combustible a la campaña de «la fuga» lanzada por los socios de Sánchez. Ya se ve Su Persona trasladando su colchón a La Zarzuela y protagonizando, esta vez sí, los besamanos”. Camelot. 

Es el despertar del día 150, después del confinamiento, hay un antes y un después, cuando tomo carretera rumbo a Xalapa a una urgencia a ver al dentista de Hollywood,Javier Francisco Zamudio. Ahora llegué a su consultorio de la entrada jalapeña, por el rumbo de Atzalan. La mugre autopista de Capufe, que ya extrañaba, luce desolada, ni siquiera la toman por la pandemia. Cara y mala. Han avanzado en estos cinco meses de confinamiento, en la encementada que le dan en el tramo Córdoba-Tinaja, ahí van con todo y que el viejito director ya renunció, por desavenencias con su jefe AMLO. La campiña recobró su verdor, crecen los árboles de mangos y crece la caña, el maíz y todo lo que se siembra, por aquí no aparecen osos como en Chipinque, Nuevo León, cuando uno jugueteaba con una jovencita. Pero si se ven cruzar culebras, tlacuaches y armadillos, que luego los pobladores los atrapan para venderlos vivos, los armadillos que, hechos con manos mexicanas, se pueden saborear en guisado o en adobo, que saben riquísimos. Los animales recobran su hábitat, hay tan pocos automóviles ahora cruzando las autopistas, así como los de carga, donde antes del maldito virus se contaban por cientos. Cayó todo, la industria del transporte cerró, las manufactureras dejaron de elaborar el producto y va a pasar un año para que podamos volver a tener aquella vertiginosa economía que, en cuanto llegó la 4T, desplomó al piso, con todo y que los de Peña Nieto habían salido unos corruptos, no es lo mismo enchílame estas tortas que voy a jugar el béisbol. Cierto, eran endemoniadamente corruptos, pero sabían cómo hacer las cosas. Y no defiendo la corrupción, que a todos se los trague la tierra o que vayan al último círculo del infierno de Dante

LIBRO ASESINATO

Xalapa vive una intensidad a medias, un pisa y corre al Sanborns de Slim por unas enchiladas suizas y tomar carretera rumbo a Rinconada, por las mejores garnachas del mundo, esas de allí y las de Orizaba con Salomé y El Portalito, Tierra Blanca debe tener una buena garnachera, pero como ahora ahí solo compro los tamales de elote, pues ya mi GPS no me lleva a ese sitio. Sanborns desolado, es la hora de la comida, casi 4 de la tarde, tres mesas, cinco gentes en total. Jamás hubiera uno pensado ver así ese restaurante que luego había que esperar a que te dieran mesa, la gente se cuida, no sale y si sale, sale poco. Camino por la librería. Compro uno. Un tema viejo que impactó al país. ‘Asesinato’, de Vicente Leñero, ese tema criminal de 1978 cuando el nieto de Gilberto Flores Muñoz y su esposa, en las Lomas de Chapultepec, les asesinó con machete y salvajemente degollados a machetazos. Crimen que, cuando se descubrió, un periódico lo fijó como titular así: “¡Fue el nieto!”. Y las cosas se complicaron. El padre era subdirector médico del IMSS. Familia revolucionaria y picuda, encumbrada. 20 años estuvo en la cárcel quien había asesinado a su abuelo, que había sido gobernador de Nayarit y era, al morir, responsable de la Comisión Nacional de la Industria Azucarera, nombrado por José López Portillo. Brotan los nombres de aquellos policías temibles. Francisco Sahagún Baca, Jesús Miyazahua, director de la policía judicial, la época de los policías malos, que comandaba el nefasto y legendario Negro Arturo Durazo, aquel que cuando le delinquían los ahogaba en el rio Tula. Un libro para recordar aquellos sucesos en pandemia, aunque ninguno como el del gran Truman Capote, ‘A sangre fría’, la muerte de una familia de un pueblo rural de Kansas, que fueron muertos sin ningún sentido y como los asesinos son en pena de muerte colgados, libro que Truman necesitó 6 años para escribirlo, y lo lanzó a figurar entre los libros inmortales del llamado Nuevo Género. Luego, al regreso, me fui a las garnachas de Rinconada y las tortas de jamón envinado de El Borrego de Córdoba, pero esa es otra historia culinaria, para otro día.

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