Los dioses se acuerdan de quienes los obedecen. Camelot
La gente de Dante Delgado Rannauro, comandados por su presidente estatal, Sergio Gil Rullán, llegaron a estas tierras orizabeñas en proselitismo para lo que viene, que no es asunto menor. Dante deshoja la margarita y, muchos creen, que está esperando a Marcelo Ebrard y entonces sí, agárrense que ahí viene el tren. O más bien, detente, el tren pasa primero, según título de novela de la Poniatowska. Dante está muy ligado a estas tierras, Orizaba y Córdoba, en Córdoba peleaban su paternidad, pero nació alvaradeño. Bien criados todos ellos por sus padres, que eran gente de respeto. El mismo padre los enseño a que, entre hermanos, se saludaran de beso en el cachete, como lo hacía Dante cuando era gobernador y llegaba y veía a sus carnales, como le dice uno de ellos, Pablo Delgado Rannauro, que allí aparece a la derecha de la foto de Sergio Gil. Pablo alguna vez fue candidato a la presidencia municipal de Orizaba, por Convergencia, pero no se pudo. Dante fue un buen gobernador de cuatro años, a la salida de FGB, el Hombre Leyenda, aunque algunos ahora lo acusen de traidor a la causa de la oposición y Judas Iscariote veracruzano, él sabrá qué juego juega. Tonto no es. Es de los pocos veracruzanos, él y los niños verdes, que tienen un partido para ellos solitos, con su presupuesto y mano para imponer candidatos a gobernadores, diputados, senadores y alcaldes, como lo quiere hacer con José Manuel del Rio Virgen al gobierno de Veracruz, en lugar que él venga de candidato a Veracruz, gane la contienda y a los dos años deje a Del Rio, para evitar otras elecciones. Dante aquí tiene gente de afectos, uno de ellos es el maestro Horacio Fadanelli, que le ha seguido la pista y a su lado desde hace añisimos.
LA POSESION EN EL ACTO
Sergio Gil vino a dar posesión a Marco Rodríguez, sobrino del arquitecto Isaías Rodríguez Vivas, el Profeta de la Brisa Jarocha, un político consentido de don Rafael Hernández Ochoa, con quienes cenaban en matrimonio los 24 de diciembre, y consentidazo de Dante, que lo hizo dos veces alcalde municipal de Orizaba, la segunda en el tiempo de su cuatrienio, luego diputado federal y fue un buen alcalde el Arqui, recordado por muchos, porque siempre te daba la suave y te dejaba contento. Yo lo recuerdo porque, cuando terminó la Feria Expori, que Yo Mero presidí, me llamó como alcalde y me pidió que en Asopac pusiéramos la mano de obra para que a la Alameda central se le pusieran los tres arcos y la banca perimetral, en las calles de Colón y Poniente 2 y 3. Y así fue, todo el equipo de Asopac colaboró con Cheche Valdés al frente de la obra, jalaba muy bien con los empresarios y por eso fue dos veces alcalde, en los tiempos que el PRI no tenía problemas en ganar. A sus espaldas, se lee una manta que dice: “Orizaba tiene quien lo defienda”, y el escudo de MC. Ojalá, Sergio, porque necesitamos que vengan a defendernos de la maluria que asalta a diario en las Cumbres de Maltrata y el gobierno estatal voltea a otro lado. Sergio fue implacable en su crítica, asegurando que, con los 21 mil millones de pesos que Veracruz regresa a la Federación, aquí habría muchas obras. Dile al góber Cuitláhuac, que lo invitas a la Cumbre de Maltrata para que vean ese peligro, y por ahí dile a Dante que use la tribuna senatorial y desde allá lance una llamada de emergencia para las acechadas Cumbres, como ya lo hizo Héctor Yunes Landa en su tuiter, que recibió un millón de vistas.
EL BASTON DE MANDO
El presidente AMLO utiliza ahora la urbanidad política. Asistió al último informe de gobierno en el Edomex de Alfredo del Mazo Maza, el primo cómodo de Peña Nieto. Este le dijo: “Es un honor contar con su presencia”. Además, ha anunciado en sus mañaneras que, el miércoles o jueves, entrega el Bastón de Mando a quien gane de sus corcholatas. Será una ceremonia, me imagino, en la sede de Morena, porque en las mañaneras no puede, pues violaría la ley. Unos dicen que al presidente se le ve preocupado, por lo que viene, otros no, que anda tranquilo. Voy a Wikipedia: “El bastón de mando es un objeto que se entrega a las autoridades de distintas comunidades indígenas, las chichimecas y otomíes, no solo en México, también en otros países. La entrega se hace durante una ceremonia, donde, para muchas comunidades es costumbre pronunciar un juramento que vincula al gobernante con su pueblo, que le solicita que renuncie a sus propias necesidades y que se comprometa a cumplir con su deber. Así, sólo portan el bastón quienes administran el poder dentro de una comunidad”. Venga, pues. Por ahí que prepare otro para Xóchitl, y se lo entregue.