Voz de reportero

Los indeseables

Hay quienes los llaman “cartuchos quemados”, “los apestados” y una serie de calificativos. Abundan en todos los partidos políticos y desde el ámbito federal, estatal, distrital y municipal.

Así que no nos vamos a referir a alguno en especial. No se vayan a ofender o me vayan a reclamar por no haberlos mencionado.

Con miras a las elecciones, no cabe duda que tanto a los partidos como a los políticos les urge reivindicarse ante la ciudadanía. Apenas están acomodándose las piezas de este ajedrez político y ya empezaron a surgir denuncias de fraudes, abusos, nepotismo, incapacidad y hasta nexos con el crimen organizado y decisiones contra la población.

Todos los partidos políticos, en mayor o menor grado, han sido salpicados por las tropelías de funcionarios, legisladores, candidatos o militantes. De ahí la necesidad de corregir la imagen de esta actividad que debería promover el bien general de los ciudadanos.

Como decía, esto apenas empieza y poco a poco se ha conocido la selección de los candidatos y aparentemente, en algunos institutos políticos parece haberse aprendido la lección, aunque otros están todavía muy lejos de querer corregir eso y recurren a los “cartuchos quemados”.

Las dirigencias de los partidos políticos han optado por promover a personas de dudosa calidad moral. Los imponen sin importar los electores o la opinión pública, hasta las sorpresas en el rechazo de aspirantes que parecían amarrados.

Pero al final es la ciudadanía la que sanciona o pasa por alto los errores de la selección de candidatos. Aunque a veces su actuación pasiva, terminará en complicidad con los partidos y no habría quien pudiera reclamar los malos comportamientos de funcionarios y legisladores. Entonces se volverá a comprobar aquello de que los pueblos tienen los gobernantes que merecen.

Los mismos de siempre

Y de nada sirve que se lleve a un nuevo personaje, si al lado de este, siempre estarán los mismos de siempre. Los de la mala fama. Los que utilizan a la gente para saciar sus intereses personales, los que acuden a los votantes para llenar eventos o exigirles que apoyen a candidatos impuestos por compadrazgo o razones familiares.

Pero las dirigencias están obnubiladas y no quieren ver que los ciudadanos están hartos de sus malas decisiones, están hartos de la corrupción de los partidos, de la falta de democracia a su interior, de que no se respetan sus reglas internas, del agandalle, del abuso y del despojo, pues tal pareciera que están “vivos” por intereses personales y los de su familia, pero no de población.

Las batallas se ganan con las mejores armas y las mejores estrategias

En esta contienda se enfrentan dos bandos de la misma partidocracia, del mismo sistema político caduco, solo que un bando ya mostró su incapacidad, corrupción y obsolescencia y otro está en camino de demostrarlo.

Hoy, los ciudadanos han manifestado que es la voz de la militancia la que debe ser la prioridad en las decisiones de los partidos y no los intereses de la dirigencia. De ahí el rechazo de las alianzas, coaliciones y las imposiciones de personajes ajenos a esos institutos políticos.

Fin de mi catarsis. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.

Dudas, aclaraciones, invitaciones a bodas y bautizos, ya sabe dónde hallarme. Buen fin de semana…esta es La voz de reportero.

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