Para los capitalinos y muchos visitantes de la ciudad de México, el nombre los Indios Verdes es muy familiar. Aparecen en letreros a lo largo de la línea 3 del metro y de la Línea 1 del metrobús. ¿Pero, quiénes son esos Indios Verdes?
Son estatuas de bronce de estilo neoclásico que representan dos famosos gobernantes mexicas. La primera representa Itzcóatl, quien estableció la Triple Alianza con Tacuba y Texcoco y formalizó la estructura política de Tenochtitlán como cabeza del imperio. La segunda, Ahuizótl, quién llevó las conquistas de la Triple Alianza a su máxima extensión histórica. Los dos personajes, uno joven y uno viejo, están vestidos con su indumentaria mexica, tocado de plumas, taparrabos, sandalias y armas de guerreros, mostrando sus cuerpos atléticos. Pero ambos están esculpidos al estilo del realismo europeo del siglo XIX. La base de los monumentos cuenta con inscripciones en náhuatl. Las dos estatuas han adquirido, con el paso del tiempo y el contacto con la intemperie, una pátina que las ha teñido literalmente de color verde.
Esas esculturas fueron encargadas por el presidente Porfirio Díaz al artista Alejandro Casarín para formar parte de la representación de México en la Exposición Universal de París en 1889. En un brote de reivindicación del pasado nacional, el presidente quería ampliar el marco histórico de México al pasado prehispánico.
Pero finalmente, por su tamaño, con cerca de 4 metros de altura, y su peso de 3 toneladas cada una, las autoridades decidieron no mandarlas a Francia. Se quedaron entonces en México para siempre y se colocaron en 1890 en el Paseo de la Reforma, en la esquina de las avenidas Bucareli y Juárez, a la par de otros personajes históricos famosos.
Sin embargo, las estatuas no parecían lo suficientemente “afrancesadas” para el gusto de la buena sociedad porfiriana y no cumplían con los verdaderos cánones neoclásicos para ocupar un lugar tan destacado en los Campos Elíseos mexicanos. El descontento pronto se hizo sentir. La prensa de aquella época las describió como momias aztecas y muñecotes antiestéticos. Un periodista escribió: «Estamos de acuerdo que el gobierno desea engalanar el Paseo de la Reforma por cierto muy visitado por la gente decente de nuestra capital. Por lo mismo, exigimos a las autoridades que usen su buen juicio para escoger obras de arte en vez de estos espantajos.»
En 1902, las mandaron quitar y se trasladaron primero a la Calzada de la Viga. En 1920, colocaron a los Indios Verdes, como ya los llamaba la gente, al final de la Avenida Insurgentes Norte, en lo que antiguamente se conocía como la salida de la carretera México hacia el Norte. Allí permanecieron hasta 1979, cuando se construyó la estación terminal de la línea 3 del Metro, Indios Verdes. Fueron brevemente desplazados durante los trabajos, pero después de la construcción, los reubicaron en la recién inaugurada estación que lleva su nombre y se identifica con su imagen.
El crecimiento urbano en esta parte de la ciudad motivó un nuevo cambio de ubicación en el 2005. Los trasladaron de nuevo para reinstalarlos en el parque cercano El Mestizaje, en la colonia Gustavo A. Madero. Allí están acompañados, en un jardín, de otros monumentos y estatuas, como la de Don Quijote y Sancho Panza, y de varias fuentes, en lo que intenta ser un símbolo del encuentro histórico entre los indígenas y los españoles.
Han cambiado tantas veces de ubicación dentro del área metropolitana que para mucha gente se les conoce también como “los indios nómadas”.