Acertijos

 LOS TRES EXPRESIDENTES EN MADRID

Columna Acertijos de Gilberto Haz

Felipe González dijo que los expresidentes del Gobierno son como jarrones chinos en un apartamento pequeño: “Se supone que tienen valor y nadie se atreve a tirarlos a la basura, pero en realidad estorban en todas partes”. Camelot.

Algo tiene Madrid donde se escoge para ir a vivir, ya sea en el exilio o en la vagancia del tiempo. Como cuando Trotsky vino a vivir a México en tiempos de la persecución feroz de Stalin y aquí encontró su asilo, dado por Lázaro Cárdenas, y su muerte. Pero esa es otra historia. En Madrid, chulona mía, viven los tres poderosos expresidentes; Carlos Salinas de Gortari, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto, este último exiliado después de aquella cena de boda donde Julio Iglesias tiró un palomazo cantando y, al otro día, de Palacio Nacional le mandaron a decir a Peña Nieto que o se iba o se iba. Y se marchó, y a su barco le llamó libertad. Esta semana fueron vistos dos veces, Peña Nieto compraba en una tienda de ropa madrileña del Barrio de Salamanca, seguro en la calle Serrano, y Carlos Salinas apareció en un evento de un empresario privado, quien lo invitó y ahí apareció Quirino Ordaz, el embajador de AMLO, quien en la mañanera ya lo liberó de haber ido a saludar al villano favorito de los mexicanos. Cuenta el periodista, bien enterado de esos casos, Mario Maldonado, de El Universal, quien apenas publicó un libro de Peña Nieto, que se ha encontrado un par de veces a Salinas. Yo Mero he ido a Madrid este año un par de veces y no los veo, pero claro, debo ir a rondar por Serrano o en los restaurantes picudos, y yo no salgo de Puerta del Sol. Cuenta Maldonado: “El 18 de junio de 2023 me reuní brevemente con Carlos Salinas de Gortari en Madrid, España. Fue en un pequeño restaurante llamado NiMú, por la zona de Recoletos. Un amigo me invitó a tomar un café. Cuando llegué, el expresidente de México y su hijo Emiliano Salinas platicaban tranquilamente. Aun en esa zona de Madrid, donde viven y pasean muchos mexicanos, ambos pasaron prácticamente inadvertidos. Entré a la pequeña cafetería y los saludé. Me invitaron a sentarme y conversamos por espacio de cinco minutos. Hablamos de algunos de los temas económicos de México, como la venta de Banamex y los empresarios interesados en adquirir al emblemático banco mexicano.

LOS TEMAS RECURRENTES

Hablamos de algunos otros temas sin gran relevancia sobre el acontecer mexicano e intempestivamente, Salinas de Gortari se puso de pie. “Bueno, joven, nos tenemos que ir”, dijo, y acto seguido abandonaron el lugar. Me quedé con ganas de preguntarle más cosas. Ese mismo día, más tarde, volví a encontrarlo de casualidad. Salía de un restaurante con su hija Cecilia y su esposo Alfredo Gatica. Me vio y me dijo que iría a una librería cercana, que podía ir con él. Caminamos unas cuadras y entramos a una tienda. Miró brevemente algunos libros y fue a la caja a pagar uno relacionado con el populismo. Luego se puso una boina en la cabeza y se retiró caminando. Y efectivamente, tres de los expresidentes más polémicos de México viven en Madrid; Calderón, en un piso (departamento) cerca del emblemático hotel Wellington, y Peña Nieto a las afueras de la capital. Sin embargo, aunque se han encontrado casualmente, no se llevan, no se hablan ni se reúnen. La historia de Salinas de Gortari viene a cuento por la fotografía que circuló este martes en las redes sociales, en la celebración del cumpleaños del empresario mexicano Juan Pérez Simón, exsocio de Carlos Slim Helú, a la cuál acudieron diversas personalidades de la política mexicana y la alta sociedad española. En la fiesta figuró Salinas, quién reapareció públicamente junto al festejado y al embajador de México en España, Quirino Ordaz, con quien tiene una amistad de hace tiempo. Salinas de Gortari suele pasar desapercibido en algunos lugares de Madrid, pero las fotografías, que evita a toda costa, así como la que le tomaron a Peña Nieto en una tienda de Madrid, comprando ropa —también publicada esta semana— son implacables para las críticas. Respecto del panista Felipe Calderón, su antecesor en la presidencia, Peña tuvo palabras menos amables. “Yo no soy calderonista. Cero me llevo con él. No me llevo mal, pero tampoco me llevo bien”. En general, Felipe Calderón es mucho más hosco que todos los expresidentes”.

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